El Gobierno quiere nacionalizar su estrategia comunicacional de redes. A diferencia de la campaña presidencial de 2015, centrada en la figura de Mauricio Macri, ahora el oficialismo convive con distintas realidades, dificultades y liderazgos provinciales. Ante ese panorama tan desigual, Marcos Peña apuesta a exportar su know how 2.0 a cada provincia y a cada municipio.
Esa decisión del jefe de Gabinete ya se tradujo en una movida interna bastante audaz: el subsecretario de Vínculo Ciudadano, Guillermo Riera, pasó a coordinar el pulso de la campaña nacional. Si bien su renuncia se formalizó el martes pasado, la jugada estaba planeada desde hacía meses. Ese cambio de rol a su vez marca la enorme importancia que el macrismo le atribuye a las legislativas.
Con aval de Peña, Riera dará servicios y bajará línea a los equipos comunicacionales de cada distrito: les transmitirá los ejes discursivos del Gobierno, técnicas de viralización, y tips sobre cuándo es recomendable responder, callar o distraer.
Ex empleado de La Nación y ex militante de la UCeDé, Riera ya concretó la mudanza. Reemplazó su oficina del segundo piso de Casa Rosada, con vista a la Plaza de Mayo, por otra en el edificio de campaña PRO, ubicado en la esquina de Balcarce y la avenida Belgrano. Al igual que en la previa de la presidencial 2015, el segundo piso de esa sede operativa tiene una función específica: militar la guerrilla de Twitter, Facebook, Snapchat, Youtube, Instagram y Taringa.
Un nuevo pelotón. Con ese objetivo, Riera sumará a un pelotón de casi treinta jóvenes. Otros treinta jóvenes, porque los actuales empleados de la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano (dedicados a difundir acciones de gobierno y medir el clima en las redes) mantendrán sus puestos. La reemplazante de Riera en Casa Rosada es Julieta Goldman, una funcionaria de 39 años, ex Directora General de Nuevos Medios durante la gestión porteña de Macri.
Las instalaciones de Balcarce ya están listas: hay escritorios, computadoras, almohadones puff y hasta una mesa de ping-pong para el momento de la distensión, entre los macristas sub-30.
La principal diferencia respecto a la elección de 2015 es que ahora Macri no podrá diluir los matices de cada provincia y municipio. Sin un candidato que nacionalice la campaña, el team de Riera buscará ordenar las interlocuciones, poniendo a todos los actores de Cambiemos en sintonía con el speech de Casa Rosada. Eso incluye alentar la comunicación directa, por encima de las notas con los medios locales más tradicionales.
Si Marcos Peña manda un mail semanal a su tropa titulado “Lo que estamos diciendo” (una especie de mensaje sobre el rumbo elegido en cada momento), ahora el Gobierno hará lo mismo con sus representantes provinciales.
Con un ojo puesto en las legislativas, en la sede de Balcarce también empezaron a hacer base otros dirigentes macristas: el secretario de Voluntariado y Movilización (autor intelectual y operativo de los timbreos), Federico Morales; y el presidente del PRO, Humberto Schiavoni; y el presidente del bloque PRO en la Legislatura porteña, Francisco Quintana. Salvo por Schiavoni, son todos funcionarios leales a Peña.
Por estos días, Riera y Morales se dedican a perfeccionar una plataforma virtual bautizada “Dirigentes”. Utilizada en la elección pasada, fue diseñada para repartir claramente las responsabilidades entre su red de coordinadores y voluntarios, que van desde las provincias hasta los distritos, las localidades y manzanas de todo el país. Ante su primera elección en el Gobierno, el macrismo vuelve a apostar por las redes.