POLITICA
Las escuchas secretas de la ex SIDE

“Tenemos que ir ahí y hacer un saqueamiento, pero prolijo”

Las charlas entre los miembros de Inteligencia muestran como se concibe el espionaje como otra forma de enriquecerse.

El edificio de la exSIDE.
| Dyn

Los intentos de descabezar la ex SIDE venían incluso de los días previos a las PASO que ganó Sergio Massa en 2013. El punto de inflexión habría sido el asesinato del espía “Lauchón” Viale. Según el empresario Leonardo Scatturice , quien colaboraba con un sector de la Secretaría de Inteligencia, fue “la bisagra”. La cronología:

9 de julio de 2013. El “Lauchón”, uno de los agentes de la SI de mayor confianza de Jaime Stiuso, fue asesinado en un extraño operativo antidrogas. Dos días después, el número dos de Pocino, Alejandro Mota, habló con Scatturice y citó una frase de su jefe: “Ojo que a la Señora le agarra el ataque de locura y lo cierra a esto”. Más tarde Scatturice revela en otra conversación que Cristina llamó al número dos de la SI, Paco Larcher y pidió la apertura de los archivos de “Lauchón y toda su banda”.

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13 de julio de 2013. Enrique Barbuto, otro funcionario de la SI, comunicó al empresario Scatturice que sería ascendido por la Presidenta como número dos de la SI, es decir, como “señor 8”, el puesto de Larcher. Scatturice relata cómo se fueron dando los cambios de mando durante esos días: “Mirá que el Enano (Jaime Stiuso) esta fuori. Avisale a Melenón (Fernando Pocino) que nos juntemos los tres a tomar un café en su casa. Al estar fuori, está operativo Milanesa (el general César Milani) y una de las opciones es que Milanesa se haga cargo de un ente nuevo y ponerla de vuelta (a la SI) por debajo del sistema regulatorio de inteligencia”. “El mentor de Milanesa es Melena (Pocino), lo creó él”, le contesta su interlocutor, Mota, número dos de Pocino.

4 de agosto de 2013, Scatturice le dice a su mujer que está en el balcón de la Casa Rosada. “Están cambiando algunas cosas y entre ellas hay cuatro cambios en lugares muy particulares y las personas que van a ocupar esos lugares son muy amigas”, festeja. Entre julio y agosto de 2013, el funcionario Enrique Barbuto, conocido sólo por quienes tienen el privilegio de caminar por los submundos del espionaje de Estado, creyó que la Presidenta iba a convertirlo en el hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia.

Ante el supuesto ascenso de Barbuto, el empresario Leonardo Scatturice y sus socios -que ya trabajaban para la ex SIDE, según la Justicia- rebalsaban de entusiasmo por la posibilidad de negocios con el Estado. “Mañana asume Enrique. Hay que llevársela toda. Me dijo: ‘Preparate que vamos a hacer negocio’”, dijo. Scatturice a su interlocutor. El empresario pretendía que una vez asumido su amigo, él pudiera manejar las relaciones entre la SI y las fuerzas policiales. Prefería eso antes que las relaciones con jueces, sugirió. ¿Por qué? “Ahí bajan todos”, dijo en referencia a la recaudación de las comisarías. Su interlocutor en esa conversación, Mario De La Fuente, amigo y asociado, compartió el entusiasmo: “Tenemos que ir ahí y hacer un saqueamiento”. El empresario asiente: “Eso es lo que hay que hacer, un saqueamiento, pero prolijo”. “Las transcripciones exhiben una suerte de organización integrada por personas que podrían ser parte formal o informal del sistema de inteligencia pública, que, de manera alternativa y/o conjunta con empresarios, funcionarios, personas que desempeñan profesiones liberales (abogados, periodistas, etcétera) llevaron adelante comportamientos criminales”, escribió el fiscal federal Federico Delgado tras analizar estas escuchas.