Desde que asumió su cargo, a comienzos de 2003, el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime no paró de sumar causas judiciales y recorrer Comodoro Py.
Con nula experiencia en el sector y un patrimonio escaso, el cordobés saltó con rango de secretario a la administración nacional debido a su probada lealtad con el proyecto de Néstor Kirchner en Santa Cruz. A medida que se profundizó el modelo, y tras abandonar su cargo en 2009, las causas en su contra comenzaron a acorralarlo: acumula más de una veintena de expedientes.
Jaime se mostró tan ágil para engrosar su patrimonio como para acordar una condena reducida en la causa por dádivas. En caso de que el juez Julián Ercolini suscriba el acuerdo, el exsecretario será condenado a un año y un mes de prisión en suspenso por dos hechos de corrupción. La empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) le pagó 16 vuelos para que el funcionario se tomara días de descanso. Jaime debía supervisar a la empresa que explotaba trenes y colectivos.
Cuando la cantidad de causas comenzó a desbordarlo, Jaime tiró manotazos de ahogado. Y literalmente en uno de esos manotazos intentó llevarse de un allanamiento en la casa de su hija unas tarjetas que decían “Cerro Motos-Ricardo Jaime-Director Ejecutivo", un concesionario de motos ligado a un hijo del ministro, Julio De Vido. El caso llegó hasta la Corte Suprema que rechazó su planteo y dejó firme una condena a seis meses de prisión "por sustracción de documento"
La causa por la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, también lo pondrá en aprietos. El fiscal Fernando Arrigo pidió 11 años de prisión para Ricardo Jaime por "administración fraudulenta" y "estrago culposo".
El presunto descontrol en las relaciones entre el exsecretario de Néstor Kirchner llegó a tal punto que también tiene una causa por alquileres de un departamento de lujo en la Avenida Libertador, que era pagado por la Terminal de Ómnibus de Retiro (TEBA). La instrucción estuvo a cargo del polémico juez Norberto Oyarbide.
Su patrimonio también se modificó: embolsó 12,5 millones de dólares, compró autos, propiedades y hasta un jet privado. Su exponencial crecimiento lo expuso a un procesamiento por enriquecimiento ilícito. Nunca pudo justificar con certezas ni sus cuentas ni las de su mujer ante el juez Sebastián Casanello, quien dispuso traer a la Argentina el yate valuado en 1.400.000 dólares.
El exsecretario de Transporte también tiene pendiente un juicio oral y público por presunta defraudación por administración fraudulenta contra la administración pública en la línea ferroviaria Belgrano Cargas. El juez federal Claudio Bonadio pidió llevar al juicio a esa instancia por un supuesto sobrepago para la rehabilitación del corredor ferroviario Tucumán-Concepción
Jaime, a su vez, es investigado por presunto pago de sobreprecios en la compra de vagones de subte a la empresa china CITIC, la incorporación de locomotoras japonesas, coimas en la adquisición de aviones para Aerolíneas a Embraer y la adquisición de vagones a la española Renfe, material que apareció incendiado, según una denuncia de la Auditoría General de la Nación (AGN).
Y hay más irregularidades: no haber adecuado las formaciones de ferrocarriles y construido las rampas para discapacitados, la quiebra de Transportes del Oeste, desmanejos en Aerolíneas Argentinas -cuando la línea de bandera estaba a su cargo- y la aerolínea LAFSA, que pagó sueldos a un centenar de empleados durante años y nunca voló.