Con victoria o derrota, el final de la campaña no sólo será el comienzo de una nueva etapa para el oficialismo. Además, será el término de una gira proselitista que puso a todo el gabinete kirchnerista al pie del proceso electoral.
Comandados desde la Quinta de Olivos y para impulsar la candidatura de Néstor Kirchner en tierras bonaerenses, cada uno de los miembros del Poder Ejecutivo cumplió una función puntual y sistemática.
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y la ministra de Desarrollo Social y hermana y cuñada presidencial, Alicia Kirchner, fueron los que cumplieron con el aporte de la caja de sus respectivas carteras. Sólo en un mes, De Vido recorrió más de treinta localidades bonaerenses donde anuncio planes de obra pública con una inversión superior a los 3 mil millones de pesos. La hermana Alicia no sólo recorrió el Conurbano, sino que además desplegó la entrega de pensiones no contributivas en distintas provincias. El viernes, la ministra repartió casi 3 millones de pesos en subsidios en Berazategui. No sólo se quedó ahí, después entregó 6 millones de pesos en órdenes de pago para instituciones de la Ciudad de Buenos Aires.
Amado Boudou, titular de la ANSES, no pudo quedar al margen del reparto electoral. En dos semanas recorrió Santa Fe, Neuquén, Chaco y la provincia de Buenos Aires. En total, anunció un aporte para obras superior a los 500 millones de pesos. En todos los actos apoyó a cada uno de los candidatos locales del Frente para la Victoria.
Ricardo Echegaray, mandamás de la AFIP, tuvo un papel más que especial. Desde sus oficinas partieron datos claves para las causas que involucraron a Francisco de Narváez en presuntas evasiones fiscales. Incluso en pleno cierre electoral dio una buena noticia: que en mayo la recaudación fue récord y superó los 27 mil millones.
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