Minutos antes de que la policía bonaerense comience a reprimir a hinchas de Gimnasia y Esgrima de La Plata, Sergio Berni estaba por entrar a un estudio de televisión. Su participación tenía que ver con lanzar críticas a la gestión de Alberto Fernández y a cuanto funcionario le nombren, ejercicio que viene practicando casi sin interrupción. El ministro bonaerense no se calla nada y, ante el mal accionar de la fuerza de seguridad que él comanda, el oficialismo también decidió hablar y cuestionar sin eufemismos “la represión”.
“Brutal represión”, “la represión policial se condena siempre”, “salvaje represión”, “represión con ensañamiento y descontrol”, fueron algunas de las frases que lanzó el propio oficialismo para repudiar el accionar policial del jueves por la noche. La primera en hacerlo fue la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, a quien la siguió la legisladora, Victoria Tolosa Paz. También lo hicieron la senadora, Juliana di Tullio y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla.
La figura de Sergio Berni despierta controversias desde hace tiempo en un oficialismo al que el propio ministro de seguridad ataca cada vez que puede. “Me parece inentendible que el gobierno nacional haya estado todo el año sin llevar adelante acciones contra un grupo que no solamente infunde terror a la población, sino que desconoce nuestras leyes, la Constitución y, por sobre todas las cosas, ignora nuestro símbolo patrio, ya que en la última toma de la semana pasada arriaron el pabellón nacional”, decía el funcionario bonaerense apenas 24 horas antes de los incidentes en La Plata. Apuntaba contra la gestión de Alberto Fernández por el operativo en Villa Mascardi. La llegada al ministerio de Seguridad nacional de Aníbal Fernández no le hizo bajar el tono de las críticas que mantenía con su antecesora Sabrina Frederic. La disputa con la gestión presidencial viene desde hace tiempo, tal es así que muchas veces el jefe de Estado pidió que Berni no esté en los actos que encabezaba en el territorio bonaerense aunque se tratasen de anuncios en materia de seguridad.
Pero en 2021 la novedad fue la ruptura con La Cámpora, sector que responde a Cristina Kirchner. El detonante fue el cierre de listas. Sergio Berni quería internas y tener representantes en distintas secciones electorales y Máximo Kirchner se lo impidió. Desde ese entonces, el funcionario critica no sólo a la agrupación juvenil y al diputado, sino que hasta se siente alejado de la vicepresidenta, con quien no habla hace ya más de un año.
Quienes sí hablan son Kicillof y Máximo Kirchner. En junio de este año, cuando el ministro de Seguridad decide poner al frente de la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (ApreViDe) a Eduardo Aparicio, el diputado puso reparos y rechazó su nombre al recordar su tarea como secretario de Fernando De La Rúa. De nada le valió a Aparicio ser funcionario de Daniel Scioli durante sus ocho años en la gobernación. Sin embargo, el elegido por Berni asumió en el cargo. “El es responsable”, dicen ahora desde el entorno Máximo. El diputado habló a través de La Cámpora: “Repudiamos la violencia y la represión ejercida anoche por la Policía Bonaerense en la ciudad de La Plata. Acompañamos a la familia y a los seres queridos del hincha fallecido, y a todos los hinchas de Gimnasia y Esgrima de La Plata que resultaron heridos y heridas”.
No se podían quedar callados. Mucho menos cuando hace menos de dos meses el kirchnerismo lanzó fuertes críticas por el accionar de la Policía de la Ciudad en las inmediaciones de la vivienda de Cristina Kirchner después de colocar vallas a su alrededor. En aquel momento las críticas y el repudio a la represión de la fuerza que responde a Horacio Rodríguez Larreta fue inmediata e incluso, Kicillof fue uno de los que habló.
Pero Máximo no es Cristina. Y la vicepresidenta tiene diálogo constante con el gobernador bonaerense. Hasta ahora, nunca le pidió que el ministro de un paso al costado. Habrá que esperar a las próximas horas para saber si lo hace. Fue la titular del Senado quien el año pasado le dijo a Kicillof que debía introducir cambios en el gabinete bonaerense.
Hasta este jueves, en la gobernación defendían la figura de Berni con números. Mostraban la baja de delitos, mientras que remarcaban el aumento del presupuesto en seguridad, la suba de salarios y la inversión en infraestructura. También le acerca un electorado que busca mano dura y no es afín al kirchnerismo. Era funcional y hasta acá no había motivos fuertes para soltarle la mano, aunque ni los intendentes lo defendían en la disputa por hacerse del control de las policías locales, algo a lo que el ministro se opone. "Traigan a alguien que quiera agarrar y que pueda hacerse cargo", decía Kicillof tiempo atrás, cuando escuchaba las críticas sobre su ministro. Hoy ya no lo dice y quiere ver cómo evoluciona la causa para definir si llegó el momento para que Berni de un paso al costado.