Daniel Scioli terminó el discurso y se mezcló entre los militantes que esperaban afuera y no querían dejar la Plaza de Mayo. En las últimas semanas, fue en las calles en donde el candidato a presidente del Frente para la Victoria sintió el reconocimiento del kirchnerismo que nunca tuvo, pero no alcanzó.
Pasadas las 21, el gobernador de la provincia de Buenos Aires se comunicó con su competidor en el ballottage, Mauricio Macri, a quien felicitó por la victoria. Recién se conocían el 50% de las mesas escrutadas, pero el escenario ya era irreversible.
Minutos después bajó del octavo piso del Hotel NH al salón en donde se esperaba su discurso para reconocer la derrota. “Hemos puesto todo nuestro esfuerzo junto a mi compañero de fórmula para persuadir y convencer y el pueblo eligió una alternativa que esperemos que Dios la ilumine para poder mejorar el país que tanto ha avanzado”, fueron sus primeras palabras.
De todas formas, cerca de Scioli adelantaron que visto el ajustado resultado pedirán el recuento de votos en el escrutinio definitivo, instancia a la que Carlos Zannini insistió hacer mención en el discurso pero Scioli hizo caso omiso.
Aunque el postulante del oficialismo terminará su mandato en el territorio bonaerense el 10 de diciembre, en sus primeras palabras dejó en claro que no se alejará de la política. “Siempre voy a buscar como lo hice en mi vida de deportista, empresaria y política, defender la bandera Argentina bien en alto”, sostuvo. Y enfatizó: “Siempre, hasta mi último suspiro voy a estar con la vocación de servicio y amor para poder ayudar a los que más lo necesitan”.
Durante la campaña, Scioli no había mencionado la posibilidad de perder los comicios. Sin embargo, a su alrededor, ya daban algunos indicios. Ayer, en el búnker del candidato buscaban que la derrota sea por la menor cantidad de votos posibles para no transformarse en “el padre de la derrota” y compartir culpas. Sobre todo, en la elección de la Provincia, en donde creen que la candidatura de Aníbal Fernández fue una de las grandes culpables.
Los hombres de máxima confianza del gobernador creen que Macri concretará las medidas de ajuste de las que advirtieron durante toda la pelea electoral y éstas repercutirán en la clase media y baja. Por ello es que no creen que Scioli se recluya en su casa de Villa La Ñata.
Ayer, en su discurso, Scioli aseguró: “Estaré defendiendo a los más humildes, a los trabajadores y a la clase media. Voy a cuidarlos e influir para que las cosas vayan cada vez mejor y pensando siempre en nuestra patria” e insistió: “Se optó por un cambio, Dios quiera que ilumine al ingeniero Macri para que ese cambio sea superador”.
Scioli y su compañero de fórmula Zannini, se reunirán hoy a las 18 con Cristina.
Ayer, el candidato recordó los logros de los 12 años de kirchnerismo y aseguró que le dejan a Macri “un país con la tasa más baja de desempleo y la tasa más baja de desendeudamiento. Esperamos que se cuiden estos logros y tantos derechos adquiridos”.
Con el respaldo de su familia, Scioli vivió así el día que le pone un capítulo final a su sueño presidencial.
Nacha, Moria y poco más en el búnker perdedor
Cinco pisos del Hotel NH fueron los reservados para los dirigentes del oficialismo. Por el cuarto y el séptimo desfilaban funcionarios nacionales y provinciales, mientras que el resto fue reservado para el candidato a presidente, el candidato a vicepresidente y sus hombres más cercanos. En el séptimo piso, se quitaron las camas de las habitaciones y en una mesa imrpovisada, los sciolistas revisaban números. Aseguraban que la diferencia que llegó a estar a diez puntos se acortarían y hasta se entusiasmaban con un triunfo. La diferencia finalmente se acortó, pero quedaron a poco más de 700 mil votos.
Un grupo de militantes, algunos con chombas naranjas, lloraron en el cuarto piso, a medida que se iban conociendo los resultados.
En el salón del hotel, propiedad de Florencio Aldrey Iglesias, un empresario “segundo padre” de Scioli, sólo se oía el audio de las noticias que pasaba C5N. Esta vez, fueron pocas las figuras del espectáculo que acompañaron al sciolismo. Nacha Guevara y Moria Casan estuvieron en el VIP en soledad.