Mientras repasaba los apuntes para rendir la anteúltima materia de la licenciatura en Comercio, Daniel Scioli recibía ayer a la mañana al publicista Ernesto Savaglio. El candidato a presidente del Frente para la Victoria comenzó a delinear la nueva campaña electoral en la cual intentará que el discurso “positivo” que caracteriza a Scioli regrese a escena para diferenciarse de una oposición crítica y con denuncias, y tras dos semanas de ubicarse a la defensiva.
“El que hace campaña negativa no suma votos”, repite el postulante del Frente para la Victoria y por ello se entiende su incomodidad de las últimas semanas, días en los que tuvo que responder por inundaciones, la muerte del militante radical de Jujuy, y la represión en Tucumán luego de las elecciones provinciales.
Scioli está convencido de que los candidatos opositores iniciaron una campaña de desprestigio del sistema electoral para desnaturalizar su triunfo el 25 de octubre y preparar la denuncia de fraude el día después.
Pese a ello, en su casa de Villa La Ñata repasó con Savaglio los últimos focus group (estudio de grupos de discusión) encargados por el candidato en los que aseguran que los entrevistados tienden a no creerle a su principal competidor, Mauricio Macri. “Los estudios cualitativos muestran que la gente no le cree al candidato de Cambiemos, que los discursos apocalípticos no prenden y que a Macri lo ven como un nene rico que va a privatizar, desproteger la industria nacional, y gobernar para pocos”, se entusiasmaban ayer.
Con el objetivo de dejar atrás las últimas semanas, Scioli trabaja junto a diferentes dirigentes en las propuestas “centradas en lo que se hará y no en lo que ya se hizo” que buscará hacer visibles en medio de la pelea electoral. El gobernador bonaerense termina junto a Miguel Bein las iniciativas económicas, con Miguel Peirano las ideas para la industria, y los proyectos educativos con Daniel Filmus para presentarlos en los próximos días. “Nosotros estamos hablando con los actores sociales y económicos, comentarles las ideas y convencerlos de que nos acompañen, mientras los candidatos opositores indignados se rasgan las vestiduras en los programas de televisión”, repiten en el búnker sciolista.
Territorio y peronismo. A diferencia de la campaña para las elecciones internas de agosto, el gobernador pondrá el mayor esfuerzo en el Conurbano bonaerense. “En las semanas anteriores hacía en promedio tres visitas al interior y una al Conurbano. Esto ahora se invierte y cada tres visitas en la provincia de Buenos Aires saldrá una vez de la provincia”, detallan en el equipo de campaña. El objetivo es mejorar el resultado en este territorio en el que en el recuento provisorio no llegó al 40% de los votos.
El gobernador no eludirá los territorios en donde hubo conflictos sociales la última semana, como Jujuy y Tucumán, a los que se espera que llegue al menos una vez más. Sin embargo, la campaña en el norte argentino, que le permitió estirar la diferencia con sus contrincantes, estará a cargo de los gobernadores. Córdoba será un caso aparte, ya que el gobernador y su mujer, Karina Rabolini desembarcarán allí para conseguir votos en una provincia que lo dejó tercero en las elecciones internas.
Mientras tanto, Scioli intentará terminar con la contradicción entre “peronismo y kirchnerismo” y buscará la unidad. Su primera demostración de que esto es posible será unificar la celebración del Día de la Lealtad el 17 de octubre, que en los últimos años encontró a los dirigentes en actos separados.
Los setenta años de esta fecha será la excusa para la amplia convocatoria al peronismo, que podría incluso rememorarse durante varios días, cuando se esté a menos de diez días de la votación.