Fue una apertura del año judicial diferente: sin periodistas, sin atril y con muchas justificaciones. Así lo reportaron los testigos que participaron del encuentro que tuvo lugar hoy en la Corte Suprema de Justicia, donde con la excusa de la visita del juez del Lava Jato Sergio Moro, se convocó a los magistrado federales de todo el país. La gran ausente fue María Servini, la jueza que apenas dos días antes le había dicho a PERFIL que Lorenzetti la había presionado tanto a ella como a varios s colegas para que cerraran causas en su contra.
Los que conoce a Lorenzetti saben que siempre alude sin nombrar. Por eso todos entendieron a quién se refería cuando se puso a explicar ante sus invitados el fallo que el máximo tribunal firmó la semana pasada para validar el límite constitucional de 75 años para la labor de los magistrados. “No es un fallo contra nadie”, aseguró. La sombra de Servini apareció en la cabeza de los escuchaban el discurso.
La expectativa estaba puesta, precisamente, en la repercusiones que generó el reportaje que dio Servini el fin de semana a este diario. Y también en el ya anunciado juicio político contra el máximo referente del Poder Judicial que la diputada Elisa Carrió promete presentar en cada aparición mediática. Algunos pensaron que lo haría hoy para arruinarle la foto, pero sus allegados insistieron en que será después de Pascua.
Este año no hubo apertura del año judicial ni convocatoria a los periodistas de tribunales. Era un clásico esperar las palabras de Lorenzetti en la era de Cristina Fernández de Kirchner, tras la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso. Pasó marzo y el acto -sin anuncios- tuvo lugar este martes. Fue el propio Lorenzetti el que se encargó de bajarle el tono a las suspicacias que provocó la demora: el juez reconoció que esta vez no se habían puesto de acuerdo con la fecha. Y resaltó que encima en esta oportunidad habían habido dos paros que complicaron la convocatoria para los magistrados del interior.
“Era un Lorenzetti distinto del habitual”, confió a PERFIL un magistrado que participó en aperturas anteriores y que pidió estricta reserva de su nombre. “Ya no estaba en el atril como otras veces, sino junto a sus colegas del máximo tribunal, y cara a cara con los jueces de menor jerarquía”, graficó.
En su discurso, para sorpresa de muchos, Lorenzetti se puso a explicar el polémico fallo de los 75 años. A un costado estaba la vicepresidenta Elena Highton de Nolasco, quien no participó de esa resolución. Hace solo un mes había conseguido un amparo que la respaldaba en su cargo, y que está firme porque no fue apelado por el Estado.
Los curiosos notaron que Lorenzetti no solo habló del fallo en general sino que, además, se puso a explicar y alabar los votos de sus colegas, incluso el del vocal Carlos Rosenkratz, quien se pronunció en minoría respaldando la jurisprudencia anterior con el famoso caso de Carlos Fayt. “Fue raro”, señalaron varios de los presentes. Aquella resolución de 1999 le permitió al histórico juez permanecer en su puesto hasta renunció a los 97 años, el 11 de diciembre de 2015, un día después que dejó el poder Cristina Fernández. Y sembró la base para que muchos jueces que iban cumpliendo 75 se quedaran en sus sillones.
Al aludir a ese fallo, Lorenzetti dio a entender que el caso Fayt había sido un fallo “corporativo”, y señaló que los jueces mayores de 75 años tuvieron tiempo para pedir amparos y validar su estadía en el cargo. Con tono cordial, Lorenzetti remarcó que las instituciones están “por encima de las personas”, algo que fue leído nuevamente como un mensaje hacia Servini.
Con el voto mayoritario, “se ha logrado con este voto de mayoría la restitución plena de la vigencia de la Constitución”, llegó a decir ante la sorpresa de los presentes.
Por último, les agradeció a los magistrados federales el buen trabajo que estaban haciendo e invitó a los presentes a sacarse la foto colectiva que quedó retratada en el Centro de Información Judicial.
Para ese momento llegó el juez Moro, quien se retrató en una foto con Lorenzetti y el juez Claudio Bonadio, que terminaba de procesar a la expresidenta y sus hijos, como jefes de una asociación ilícita a través de la empresa Los Sauces.
Tras la recepción, Lorenzetti invitó a los presentes a pasar al salón Gorostiaga, más pequeño que el anterior, y dio inicio a la conferencia que brindó el juez Moro junto al ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano. Para esa altura ya no estaban los ministros Highton, Rosenkratz ni Rosatti.