POLITICA
cita en el vaticano

Tras los cruces, Francisco recibe a los jueces

Ricardo Lorenzetti viajará a Roma junto a un grupo de magistrados. Intentan “no quedar pegados” con ningún bando en la fría relación entre el Papa y una parte del Gobierno.

Peregrinos. El Papa verá al titular de la Corte, a Servini de Cubría y a Casanello, entre otros.
| Cedoc Perfil
A pocos días de que el juez Ricardo Lorenzetti se encuentre con el Papa, la relación entre Francisco y el Gobierno pasó de fría a congelada, y de ahí marchó directo hacia la antipatía. Lejos de toda sutileza, los voceros de ambos bandos blanquearon su malestar. Mientras el Gobierno percibe un sesgo en la mirada papal, desde el Vaticano reclaman que el Gobierno desautorice la cruzada antibergogliana de Elisa Carrió. En el medio de esa grieta, el presidente de la Corte Suprema y gran parte de la familia judicial hacen equilibrio para no quedar pegados en algún sector.
La larga visita de Hebe de Bonafini al Vaticano (casi dos horas, contra los 22 minutos a cara de perro que el Papa mantuvo con Mauricio Macri) fue interpretada por el gobierno como un gesto a mitad de camino entre la misericordia y la toma de partido. A la salida del encuentro, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo alimentó un poco más esa versión: según Bonafini, el Papa repitió su comparación entre el clima político actual y el posterior al golpe de 1955.
Los representantes de Francisco, tanto los formales como los más inorgánicos, le agregan una corrección a la lectura macrista: más que alinearse o pactar con el kirchnerismo, el Papa tiene una mirada crítica sobre la política y la sensibilidad social del PRO, posición que sí puede resultar funcional a los intereses de Cristina Kirchner.
“Los hechos no dicen que el Papa sea cristinista”, dijo ante La Nación el arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, quien trabaja en el Vaticano y desplazó al jefe de Protocolo, Guillermo Karcher, en el rol de vocero papal.
Ante cierta tibieza en la defensa de Francisco por parte de los obispos argentinos (en contraste con la postura más aguerrida de los civiles que suelen charlar con el Papa desde la Argentina), Sánchez Sorondo le mostró los dientes al PRO. En especial, cruzó a Elisa Carrió. Aunque en realidad el dardo le apuntó al oficialismo, por no salir a repudiar con énfasis las intervenciones de la diputada.
“Ahora Lilita se va a hacer un festín”, afirman en sorna cerca del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, el otro gran archienemigo de Carrió. Los próximos 3 y 4 de junio, Lorenzetti y un heterogéneo grupo de jueces y fiscales (Sergio Torres, Ariel Lijo, María Servini de Cubría, Julián Ercolini y Sebastián Casanello, entre otros) participarán en el Vaticano de una “cumbre sobre la trata de personas y crimen organizado”. Ahí, compartirán foto dos adversarios de Carrió.
La cita fue organizada por Sánchez Sorondo, con la ayuda del legislador Gustavo Vera, un dirigente social de perfil alto y locuacidad antimacrista. La presencia de Vera hizo dudar a varios jueces, a tal punto que Lorenzetti tuvo que prometerles que se trataría de un encuentro protocolar. Mientras avanzan causas contra ex funcionarios kirchneristas, desde Comodoro Py no quieren aparecer ligados a la pulseada entre el Vaticano y la Rosada. Lorenzetti aspira a eso y un poco más: mostrarse al frente de un elenco judicial unido y sin fisuras.