Presión y negociación. Esas son las estrategias que se repetirán en todos los sectores políticos de acá hasta el cierre de listas, el 20 de junio. En ese sentido, los candidatos a gobernadores que tiene el radicalismo, muchos de ellos enojados con la decisión del partido de avanzar en un acuerdo con el PRO, saldrán a marcarle la cancha a Mauricio Macri y le exigirán que baje a sus candidatos locales para sentarse a negociar.
En los hechos, las negociaciones ya están en marcha. El próximo lunes, Gerardo Morales –senador, UCR– reunirá a un grupo de dirigentes de diversas provincias con los que buscará plantarse frente al precandidato radical Ernesto Sanz y a Mauricio Macri. Allí exigirán que se convoque a una reunión del Comité Nacional de la UCR para “conocer la letra chica del acuerdo” con el macrismo.
En ese grupo buscan evitar que las listas de legisladores las terminen armando desde Buenos Aires y ellos pierdan así legisladores en lugares donde el radicalismo es varias veces más convocante que el PRO. Estarán José Cano, Luis Naidenoff, Ricardo Alfonsín, Julio Cobos, Angel Rozas y Eduardo Costa, entre otros. Con por lo menos cuatro de ellos Sanz ya estuvo reunido acercando posiciones.
Provincias como Jujuy, Santa Cruz, Tucumán o La Rioja, donde los candidatos radicales tienen un acuerdo con Sergio Massa, son los principales focos de conflicto. En algunos casos el macrismo sigue coqueteando con la posibilidad de lanzar a algún candidato a gobernador propio. Tendrían nulas chances de ganar, pero le podrían quitar a los radicales “díscolos” los puntos que les permitan llegar al gobierno.
Por eso, Morales y la liga de potenciales gobernadores radicales tienen previsto reunir sus fuerzas y exigir que no haya candidatos del PRO en ninguna provincia donde el radicalismo tenga serias chances de ganar. Están dispuestos a sentarse a negociar –incluso la mayoría ya lo está haciendo–, pero la condición para acordar es que a ninguno de ellos le pongan palos en la rueda.
Las presiones, además, sirven para darle una señal al massismo de que defenderán sus acuerdos y así evitar eventuales rupturas. Morales y Massa ya mantuvieron conversaciones después de la Convención de Gualeguaychú y, en principio, consiguieron mantener los acuerdos. Pero el temor es que se replique el caso La Rioja. Allí el radical Julio Martínez tenía cerrado un acuerdo con el massista Ismael Bordagaray para llevarlo de candidato a vice. Pero después de la Convención, el representante de Massa deslizó que se lanzaba a la gobernación. En el radicalismo, lo leyeron como una señal interna al massismo, pero ahora deberán limar las asperezas.
Desde la conducción del partido repiten que se respetarán los acuerdos provinciales y que se autorizarán adhesiones a candidaturas presidenciales como la de Massa en ciertos casos. Pero insisten en que los puestos en las listas nacionales quedarán sólo para los partidos de la coalición, algo que promete generar más tensiones.