La suerte de Amado Boudou en el Senado avanza al ritmo de las causas judiciales. Caído en desgracia en los tribunales de Comodoro Py, donde acumula un procesamiento y una indagatoria, la incógnita es si el vicepresidente podrá seguir presidiendo las sesiones en la Cámara alta. La presión en el bloque de senadores kirchneristas es muy grande: para los que buscan un clima de armonía o tienen pretensiones electorales, Boudou es un salvavidas de plomo. Expone al oficialismo a las críticas y a los pedidos de juicio político de la oposición. Se escuchó decir al jefe del bloque, Miguel Angel Pichetto, que el desgaste no sólo lo sufre Boudou sino también el Gobierno. En la Cámara de Diputados ocurre algo similar, hay temor de que en cada sesión la oposición cargue contra el compañero de fórmula de Cristina Kirchner y que eso domine el debate.
Por ahora, la orden de CFK es que Boudou presida la próxima sesión, a la que debe asistir el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para dar su informe mensual. Será el miércoles. Sin embargo, existe un ala dura del Gobierno que promueve que el encargado de comandar la Cámara alta sea el presidente provisional, Gerardo Zamora. La idea proviene del sector encabezado por el secretario de Legal y Técnica, Carlos “Chino” Zannini, y el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Son los dos que, desde hace tiempo, le susurran a la Presidenta que no es conveniente mantener al vice en el cargo.
“Hay mucho malestar acá adentro, que presida Gerardo Zamora descomprime el Senado”, admitió a PERFIL uno de los colaboradores de Boudou. Aunque advirtió: “El miércoles preside la sesión Amado. Hasta ahora ésa es la orden. Pero en la sesión anterior lo dejaron sentado en su oficina”, explicó.
La idea es que mientras no comprometa los intereses de la Presidenta, Boudou cumpla con sus funciones. En caso contrario, el plan B es Zamora. Y Boudou pasará a ser un vicepresidente virtual, viajando al exterior a representar a Cristina en asunciones o en giras.
Poco respaldo. Por otro lado, Boudou se queja por la falta de acompañamiento. Cristina Kirchner lo apoya, pero quienes tienen que articular su defensa prefieren mirar para un costado, argumentan alrededor del vicepresidente. “Nos quieren cobrar todo: el estilo, que no es un hombre del peronismo, todo”, se lamentó otro colaborador. Y grafican eso en la figura del ministro de Planificación, Julio De Vido. “No es más un hombre de importancia en el esquema de Cristina, y sin embargo, se la pasa operando en contra de Amado para salvar su propia ropa”, explicó. Frente al derrotero judicial Boudou reniega del abogado que le puso la Casa Rosada, Diego Pirota. Argumenta que siempre estuvo enfrentado con el juez federal Ariel Lijo. Y dice, según lo escucharon, que no se lo puede sacar de encima porque, justamente, se lo puso el Gobierno. En la Casa Rosada le venían advirtiendo desde hace tiempo que se separara de José María Núñez Carmona. “La política no se hace con amigos de la noche”, le señalan en el Gobierno. La teoría más expandida es que a Boudou le encomendaron hacerse cargo de la fábrica Ciccone y él lo delegó en sus amigos, entre ellos Núñez Carmona. Cuando la Justicia puso la lupa en la operación se inició la causa que terminó con su procesamiento.