“Caputo S.A. no licitó una sola obra en mi gestión, porque yo se lo pedí.” La frase le pertenece al Presidente, Mauricio Macri, cuando era jefe de Gobierno porteño. Dice la verdad sobre la principal constructora de su mejor amigo y asesor, Nicolás Caputo. Una verdad a medias, estrictamente sintáctica.
La empresa constructora Caputo S.A. no licitó obras en la Ciudad de Buenos Aires mientras Macri gobernó el distrito. Pero el dueño de la firma sí lo hizo a través de otra empresa: SES S.A. Caputo S.A. posee el 50% de las acciones de SES, según reconoció en sus balances ante la Bolsa de Comercio. Durante las dos gestiones de Macri en la Ciudad, SES ganó contratos por al menos $ 1.000 millones en obra pública, como reveló PERFIL en mayo: tiene el mantenimiento y limpieza de hospitales, el Metrobus, escuelas y otros espacios públicos de la Ciudad.
Caputo es un empresario millonario y reconocido, y sus allegados afirman que lo último que quiere es terminar señalado como el “Lázaro Báez de Macri”. Posiblemente no lo será porque cuando se trata de obra pública, lo que diferencia al macrismo del kirchnerismo es la sofisticación. Las empresas del círculo macrista tienen amplios negocios privados, no sólo públicos, y están manejadas por empresarios, no por políticos. Empresarios que aconsejan y asesoran al Presidente de la Nación.
Caputo es el integrante más sólido del círculo empresario que más escucha el Presidente. También integran esa cofradía el primo de Macri, Angelo Calcaterra, a cargo de otra constructora, Iecsa; y Leonardo Maffioli, cabeza de otra empresa familiar: Socma, importadora de los autos chinos Chery.
El 4 de diciembre, seis días antes de la asunción presidencial, Caputo recibió dos negocios. El saliente jefe de Gobierno porteño le concedió una licitación por $ 69.200.042 para la construcción de la Red de Captación Pluvial VII Ramal Caaguazú. Ese mismo día, el gobierno kirchnerista le aseguró a Caputo una obra civil de la Comisión de Energía Atómica por $ 800 millones. Macri oficializó el viernes el contrato en el Boletín Oficial.
El 21 de septiembre, el Gobierno porteño ya le había dado otro contrato a Caputo, a través de SES S.A., por $ 4.561.740 para el mantenimiento de escuelas. En abril, ganó otra licitación por $ 414 millones para el mantenimiento y limpieza de cinco hospitales porteños.
Cuando Macri se metió en política, su familia se desprendió de los negocios con el Estado. En las formalidades. A principios de 2007, Iecsa y sus desprendimientos fueron adquiridos por un grupo empresario encabezado por Calcaterra, un arquitecto que durante seis años se desempeñó como gerente general de Sideco (la nave insignia del Grupo Macri) y que es además hijo de la hermana de Franco Macri. Iecsa hace obra pública desde hace cinco décadas.
En Córdoba, esta semana, Macri avaló que la provincia se endeudara con bancos chinos para completar obras ya licitadas y se comprometió a aportar un tercio del costo de los gasoductos cordobeses. Iecsa ganó una de esas obras con los chinos de CCC por $ 3.600 millones. Durante el kirchnerismo, Iecsa sumó obras por más de US$ 500 millones en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, según los balances de la propia compañía.
En Socma, las acciones se reparten entre los cinco hijos de Franco: Mauricio, Sandra -que falleció-, Florencia, Mariano y Gianfranco. Este último maneja el día tras día de los negocios de la familia.
El círculo empresario de Macri no sólo hizo buenos negocios con el kirchnerismo sino también con empresarios K, como Cristóbal López, Lázaro Báez y Electroingeniería. Iecsa se asoció con la empresa de los Ferreyra -de estrecha relación con Julio De Vido, Carlos Zannini y Kirchner- para licitar obra pública y formó alianza con Austral, de Báez, para ingresar en la carrera por el Gasoducto del Norte -por $ 1.000 millones- o las centrales hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, que finalmente ganó Electroingeniería-.