POLITICA
bogotá lo acusó de “intromisión arbitraria”

Un tuit de Fernández disparó un cruce con Colombia por la represión en ese país

Luego que el Presidente instara al gobierno de Iván Duque a cesar “la singular violencia institucional”, desde la Cancillería de aquel país lo acusaron de “alimentar la polarización”.

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Posteos. Ninguno de los dos quiso escalar con el cruce. | twitter

El breve cruce de tuits entre el Presidente Alberto Fernández y el gobierno de Iván Duque por la dramática situación que atraviesa Colombia, con 26 muertos, ciento de heridos y desapaercidos y graves denuncias de violencia institucional, pasará a la historia como otro episodio de roces diplomáticos del actual gobierno del Frente de Todos con sus vecinos sudamericanos. Ni uno ni el otro quiso que esto escale, de momento, más allá del mundo de los caracteres.

“Cancillería, en nombre del Gob. de COL, rechaza firmemente las declaraciones del presidente Alberto Fernández, que desconocen que miles de colombianos han tenido, conforme a nuestro Estado de Derecho, todas las garantías para ejercer la protesta pacífica a lo largo y ancho del país”, reza el primero de una serie de posteos desde la cuenta oficial del ministerio que comanda Claudia Blum. 

Luego tilda las palabras vertidas por Fernández desde su cuenta personal, la noche previa, como “una intromisión arbitraria” que pretende “alimentar la polarización (y) que no contribuye a la convivencia y al consenso”. “El Gobierno Nacional ha convocado y adelanta diálogos con todos los sectores del país. La institucionalidad democrática colombiana protege los derechos constitucionales de los colombianos y no será desprestigiada por este tipo de pronunciamientos”, zanja.

Desde el Gobierno evitaron contestar, likear o retuitear más nada pese a que, por lo bajo, diversos funcionarios consultados convalidan las expresiones de Fernández. En efecto, hasta las Naciones Unidas han advertido al gobierno colombiano respecto a la violencia institucional y el deber de garantizar el derecho a reunión pacífica y a la protesta. Lo que molestó a Bogotá fue, sobre todo, la exhortación del mandatario argentino.

“Con preocupación observo la represión desatada ante las protestas sociales ocurridas en Colombia”, tuiteó en la noche del jueves, Fernández. Y añadió: “Ruego porque el pueblo colombiano retome la paz social e insto a su gobierno a que, en resguardo de los derechos humanos, cese la singular violencia institucional que se ha ejercido.”

El vínculo entre el gobierno del Frente de Todos y el de Duque es poco menos que nulo. Salvo por una bilateral que se dio en el marco de la asunción presidencial de Luis Arce, en Bolivia, ambos presidentes han compartido poco y nada, con visiones muy diferentes de la arena internacional. La pandemia, que llevó a los países a abroquelarse mayormente dentro de sus fronteras, solo amplió esa grieta de diferencias.

En su momento, la lectura que desde la Rosada hicieron del pedido de diálogo en La Paz por parte del colombiano era que el cambio de signo en Washington –con Joe Biden derrotando a Donald Trump– había ido un llamado de atención a los conservadores de la región para girar al centro y abandonar las aventuras bolsonaristas. Fernández, en su afán de consolidar su perfil interlocutor, le dio la bienvenida.

No obstante ello, hay un dato que ilustra hasta que punto las relaciones bilaterales se reducen a lo indispensable en lo político y es que la representación argentina en Bogota es de las pocas que sigue sin su embajador. Y no es que no haya candidato sino que el diplomático de carrera propuesto, Gustavo Dzugala, actual subsecretario de Política Exterior en la Cancillería, aún no fue confirmado por la Rosada.