Máximo Kirchner volvió al sur pese al pedido de su madre, la presidenta Cristina Fernández. Uno de los motivos que hacen peligrar el futuro político del heredero del ex presidente Néstor Kirchner es nada menos que su posesiva novia, María Rocío García (34), quien no tiene intenciones de dejar Río Gallegos, e hizo que Máximo no quiera vivir en Buenos Aires, informó la Revista Noticias en su última edición.
Rocío ni siquiera desea moverse unos pocos kilómetros hasta El Calafate, donde Máximo construye una casa. Toda una piedra en el zapato para las especulaciones posteriores a la muerte de Kirchner, cuando todos comenzaron a hablar de Máximo, a quien definían como el heredero de su padre, un cuadro político dueño de un carácter implacable y de una gran capacidad de análisis. Aseguraban que ocuparía un lugar en la mesa chica de Cristina y que se haría cargo del "trabajo fino", del armado político y económico que en vida le correspondía a su padre. Pero, no. Máximo Kirchner (33) no quiere esa tremenda responsabilidad. Y Rocío es uno de los motivos.
Ni siquiera en la primera noche de Cristina sin Kirchner hizo cambiar la balanza. Máximo abandonó la casa donde la viuda pasó la noche junto a su hija Florencia. Esa noche, tras el entierro, la Presidenta llegó a su nueva casa, el chalet de 450 metros cuadrados ubicado en el Barrio Jardín, acompañada por sus dos hijos. Pero Máximo se retiró poco después a su casa donde pasó la noche con Rocío.
Ella es hija de un ex gobernador santacruceño, Marcelino García, e integrante de La Cámpora. Es odontóloga y gracias a los contactos de su familia, rápidamente consiguió trabajo -recién recibida- en el hospital provincial. Allí trabó una muy buena relación con Alicia Kirchner, la hermana de Néstor. También se ganó la confianza de Cristina, aunque ahora las dos quieren a Máximo de su lado. El problema es que una está en Buenos Aires y la otra en Río Gallegos.
Máximo presentó a Rocío en sociedad en mayo de 2010, en el lanzamiento de la campaña electoral para las elecciones legislativas en el Teatro Argentino de La Plata. Era la primera vez que el heredero de Kirchner hacía tamaña presentación de una novia. Desde entonces, el rol de la joven odontóloga fue insertándose cada vez más en el circulo íntimo de los Kirchner. Tanto, que casi sin querer se convirtió en una voz autorizada dentro de la quinta de Olivos y obtuvo la confianza de Néstor y Cristina, algo difícil de lograr. Más teniendo en cuenta la gran relación de Cristina con Tamara, la ex de su hijo.
Sin embargo, es ella quien ahora dificulta el acercamiento de Máximo a la gestión de la Presidenta.
Nacida en Río Gallegos, la morocha terminó la secundaria en el colegio "República de Guatemala", el mismo al que asistió Máximo, aunque por la diferencia de edad no compartieron división ni grupo de amigos. "Era muy buena alumna", dicen quienes la conocen.
Su padre, Héctor Marcelino García, alias "Chicho", es abogado y el 6 de mayo de 1991 dejó su banca en la Cámara de Diputados de Santa Cruz, donde era vicepresidente cuando José Granero renunció a su cargo. Por esa razón, fue el encargado de entregarle el mando a Kirchner, el 10 de diciembre de ese mismo año.
En agosto, la hermana de Rocío, Virginia María, fue designada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), al frente de la Dirección Regional Río Gallegos, un puesto clave. Desde entonces es la responsable máxima de todas las inspecciones y posibles investigaciones por evasión tributaria en el lugar geográfico donde el oficialismo concentra su poder económico. ¿Otra influencia de la joven novia del heredero?
Más información sobre "Las dudas del heredero" y su alejamiento de Cristina, en la última edición de la Revista Noticias.