Cristina Kirchner decidió presionar a fondo al gobernador Daniel Scioli para que le ponga el cuerpo a la campaña de este año, y a la vez para contener sus aspiraciones presidenciales.
Si es necesario, el kirchnerismo repetirá el esquema de candidaturas testimoniales utilizado hace cuatro años, que llevó al oficialismo y al propio Scioli a incinerarse ante la opinión pública.
El Frente para la Victoria perdió aquella elección. El gobernador ya avisó a sus íntimos que no lo aceptará otra vez: quiere preservar su imagen para las presidenciales de 2015, y sabe que si se expone no tiene retorno. El conflicto de intereses anticipa un choque inevitable.