POLITICA
el cancelado amistoso en jerusalen

Viejas internas entre diplomáticos y la Rosada por el fallido partido en Israel

No cede el malestar entre los funcionarios de carrera. Acusan al Gobierno de “dejar hacer” a la AFA, contrario a la tradición del país de neutralidad en Oriente Medio.

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Afinidad. En 2017, Netanyahu se convirtió en el primer jefe de gobierno israelí que visitó el país. | cedoc perfil

Israel y Argentina habrán cerrado el cortocircuito que pudo desatarse tras la suspensión del amistoso en Jerusalén, pero algunas heridas aún supuran en la diplomacia local por cómo se condujo la Casa Rosada. En forma solapada dentro de la Cancillería y más abierta entre algunos ex embajadores, circuló un indisimulado malestar por la falta de atención del Gobierno a las alertas diplomáticas que se dispararon semanas antes del desplante. Lejos de un pecado de ingenuidad, algunos lo atribuyen a un “dejar hacer” presidencial a la AFA que pudo dañar la tradición diplomática argentina en Medio Oriente.
“Si el Gobierno hubiese verdaderamente querido que el partido de fútbol contra Israel no se jugara en Jerusalén, la AFA no hubiera tardado diez minutos en obedecer. Un llamado de cualquier autoridad bastaba. El Gobierno fue el principal responsable, no (Claudio) Tapia”, tuiteó César Mayoral, ex representante en Naciones Unidas. Sus caracteres, a mansalva, reflejaron la indignación que otros compartieron en privado.
“Creo que este gobierno hizo algo muy bueno al retomar la amistad con los países adecuados, por valores y cultura además de intereses”, comentó un diplomático que circuló por Washington, entre otros destinos. “En el día a día, en cambio, la política exterior sigue hoy un único principio: ‘hay que solucionar la economía’. Como fabulan que no se puede hacer sin la ayuda de la Casa Blanca, están dispuestos a todo por ello”.

Intereses. Estados Unidos e Israel son socios en el juego geopolítico de Oriente Medio y la Argentina ha procurado en estos últimos dos años no herir las susceptibilidades de ambos mediante gestos –abstenciones en organismos internacionales– y silencios –ante episodios como el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén–. Lo hizo a costa de torcer su propia tradición de equidistancia y ceñimiento a las resoluciones de la ONU en este conflicto.
Frente a lo ocurrido, la Cancillería culpó a la AFA. Lo hizo en forma reservada primero y luego el propio canciller Jorge Faurie ofició de punta de lanza. “Chiqui”  Tapia absorbió el golpe cuan Cabral posmoderno. A los ojos del mundo, no obstante, la cancelación se aproxima más a una victoria de la campaña palestina, lo que contradice, en forma tácita la postura de Trump e Israel en este asunto.  Algunos de los diplomáticos consultados lo atribuyen a un error de cálculo político. “Ni Tapia ni ningún otro dirigente resiste un llamado que le diga que es inconveniente realizar el partido allí”, remarcó uno de ellos.
Consultado al respecto, un ex vicecanciller se mostró más condescendiente con la versión oficial sobre culpabilidad de la AFA, aunque reconoció que la diplomacia presidencial, “inevitable en estos tiempos”, puede constituir un problema si no se articula con la escuela de los funcionarios de carrera. “No veo que haya una interferencia sino una relación de equipos. Presidencia siempre tiene un ojo en temas centrales de política exterior, no es exclusivo de este gobierno”, zanjó.

La “culpa” es de Messi

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La ministra de Cultura y Deportes israelí, Miri Regev, dijo ayer que los argentinos jamás se opusieron a mover el partido de la sede original, en Haifa –una ciudad que no está en disputa con los palestinos– y que, de hecho, la mudanza se debió al interés del jugador Lionel Messi de “visitar Jerusalén, besar el Muro de los Lamentos y asistir a la Iglesia del Santo Sepulcro”. La funcionaria apuntó contra una campaña “terrorista” que sembró el pánico en el astro y lo comparó con la Masacre de Munich, en los Juegos Olímpicos de 1972.  “Es el mismo terrorismo”, disparó. Regev, una de las “halcones” del gobierno israelí, fue señalada por el diario Haaretz como la responsable de cambiar la sede con fines políticos.