POLITICA
Piquetero oficial

Wall Street echó a D'Elía

Tras defender, a través de un comunicado, a los funcionarios iraníes señalados por el juez Rodolfo Canicoba Corral por su participación activa en el peor atentado de la historia argentina, Luis D'Elía se alejó de su puesto en el Gobierno. Pero, ¿fue el Presidente quien realmente estuvo detrás de esa decisión?

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Por un ejército leal, el Presidente aguantó todo o casi todo. La quema de una comisaría en la Boca, desbocadas declaraciones que comprometían al oficialismo, contramarchas sin sentido, e incluso el pedido de expropiación de campos privados en Corrientes que el Gobierno decidió no avalar. Apoyar al país supuestamente involucrado en el atentado terrorista más dramático de la historia argentina es, claro está, ir demasiado lejos.

Porque la movilización es visibilidad, un ejército de 70.000 hombres, en la política, puede ser clave. Así lo entiende cualquier presidente, por lo menos en la Argentina. Y así lo vio funcionar Néstor Kirchner cuando D´Elía encabezó la toma y quema de la comisaría 24 de La Boca, para denunciar pasividad policial por el crimen de un dirigente social, en junio de 2004.

Unos meses después, en marzo de 2005, ese mismo Kirchner, aliado a los ya denominados piqueteros blandos, utilizó ese gigante mar de hombres para bloquear en simultáneo 32 estaciones de servicio Shell, en respuesta al llamado oficial a un boicot nacional contra la compañía extranjera.

A comienzos de 2006, la lealtad de Luis D'Elía para con el presidente Kirchner le valió un puesto en el Gobierno: así se convirtió en el flamante subsecretario de Hábitat y Vivienda bonaerense. ¿Fue la lealtad o fueron las elecciones legislativas de octubre? La cuestión es que D'Elía se convirtió en el opositor más acérrimo que haya tenido Eduardo Duhalde y su esposa Hilda "Chiche" Duhalde, candidata que peleaba una banca en el Senado con, nada más y nada menos, que la esposa del Presidente.

Pero quizás el prólogo de la salida de D'Elía comenzó a mediados de septiembre de 2006. En ese entonces, el Presidente comenzaba una gira por Wall Street en busca de inversiones. Pero el principal tema por resolver fue la "profunda preocupación" de la poderosa comunidad judía de los Estados Unidos por actos antiisraelíes y antisemitas en la Argentina.

Hoy, D'Elía fue el funcionario, kirchnerista acérrimo, que hizo carne esas preocupaciones. Y algo que el Presidente no puede permitirse es perderse la oportunidad de atraer fuertes inversiones norteamericanas y volver a tocar la campana en Wall Street.

¿Lo pudo haber previsto? El preámbulo fue, si se quiere, el ataque que D'Elía hizo al Estado de Israel por atacar el Líbano, pero fue sin duda la contramarcha organizada a contramano de la marcha de Juan Carlos Blumberg a comienzos de agosto donde mostró la hilacha. Allí, en el escenario, hubo muchos oradores reivindicando los Derechos Humanos. Entre ellos un sacerdote católico, un representante de la comunidad islámica, pero ninguna personificación del judaísmo en la Argentina.

Pero pensando en las elecciones presidenciales de 2007, en el momento más álgido de las relaciones entre los Estados Unidos e Irán, ¿puede el Gobierno darse el lujo de poner en juego la bonanza económica? ¿Puede despertar el miedo de la poderosa comunidad judía de Wall Street?