POLITICA
TRUMP JUEGA EN WALL STREET

Washington apoya a Alberto con la deuda para fortalecerlo ante Cristina

En EE.UU. consideran que el Presidente es “moderado”, y que una salida exitosa lo blindará de lo que llaman “el riesgo CFK”. Por qué creen que la estrategia de Guzmán es “inusual”.

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Con empresarios. El ministro Matías Kulfas almorzó esta semana con la Cámara de Comercio Argentino Estadounidense (AmCham). | cedoc

Los apoyos internacionales a la Argentina en la negociación de deuda buscan zanjar una duda que se plantea en todas las reuniones del sector financiero y despachos oficiales: cuál es el peso de Cristina Fernández en la Casa Rosada y cómo se distribuyen las relaciones de poder dentro del Ejecutivo. En ese escenario, la apuesta en Washington es ayudar a Alberto a resolver las discusiones con el FMI y los acreedores para que salga fortalecido.

El “riesgo CFK” se menciona en los despachos de la capital política de los Estados Unidos, donde también las empresas estadounidenses que operan en la Argentina plantean el temor de volver a las restricciones para las importaciones, el giro de dividendos o las políticas de congelamientos tarifarios más allá de los 180 días que se plantearon como emergencia tras el cambio de gobierno.

“El presidente pide dos años para ganar la batalla económica” en la disyuntiva “Alberto vs. Cristina”, aseguraron las fuentes de mercado que estuvieron en contacto con los bonistas antes de que el Ministerio de Economía designara al Bank of America, HSBC y Lazard para la negociación de deuda.

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El interés por fortalecer a Alberto también se explica para favorecer una salida rápida y que se produzca el crecimiento que se promete para pagar. Con una macroeconomía “bastante ordenada”, a la Argentina le queda “ordenar la micro”, una vez resuelto el problema de la deuda, lo que implica desandar las medidas de la emergencia que, según el sector privado, tienen en vilo a las inversiones y la producción.

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Voz. Para el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, “no hay diferencias entre Alberto y Cristina. Sí son distintos estilos de gestión”, indicó durante una reunión con la prensa y empresarios de la American Chamber of Commerce (AmCham) esta semana. También aseguró que las medidas internas son “temporarias” y “no son producto de una visión ideológica sino de emergencia”.

Se trata de una explicación que el embajador, pese a los pocos días de desembarco en Washington, repite ante los privados, que recuerdan las políticas de 2011 a 2015, como las restricciones al giro de dividendos, el cepo y las políticas de Guillermo Moreno de “exportar para poder importar”, entre otras.

En la capital estadounidense, Alberto Fernández es ponderado como un político “muy capaz, inteligente y moderado” que “toma sus propias decisiones”. Sin embargo, señalan que el eje más cercano a Cristina o Máximo Kirchner maneja cuestiones como el mercado aerocomercial o las negociaciones vinculadas a medicamentos del PAMI.

Al revés. El mensaje de Guzmán al plantear que no habrá superávit hasta 2023 fue leído como una señal de que no puede pagar antes y de que “tampoco lo piensa hacer”, según indicaron en Washington. Pese a eso, algunos de los principales actores del exterior en la negociación por la deuda señalan que la estrategia argentina va a contramano de las prácticas habituales. Ven como algo “inusual” que se plantee negociar con los tenedores institucionales privados antes de cerrar un acuerdo con el FMI. Y marcan que el riesgo es que si los bonistas no aceptan la oferta, a fines de marzo no habrá tiempo para recurrir a un salvataje del Fondo.

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Luis Cubeddu, el director del staff Argentina del FMI y Julie Kozack, la directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, volvieron a pasar por Buenos Aires esta semana. Por el coronavirus, el FMI y el Banco Mundial harán su reunión de la primavera boreal de forma virtual en abril y solo mantienen los viajes “esenciales”: el caso de la deuda argentina entró en esa categoría. Sin embargo, la visita fue para “seguir conociéndose”, según indicaron en el entorno del organismo y no hay una revisión de las cuentas. Tampoco está en marcha la auditoría de un artículo IV, algo que permitiría mostrar a los bonistas el plan económico que reclaman para acceder a una quita o un nuevo plazo de pagos.

El Fondo podría otorgar un nuevo stand by y hay voluntad de EE.UU. y los países europeos de aprobar un acuerdo de más corto plazo. En los rincones más conservadores de Washington, como la Fundación Heritage, plantean que “el Fondo violó las reglas con la Argentina”, según dijo James Roberts, experto en Libertad Económica y cuestionó nuevos préstamos a un país “que no aprendió las lecciones”.