Mauricio Macri volvió ayer a los actos en la provincia de Buenos Aires, luego de la renuncia de Fernando Niembro, y aseguró que “no vamos a contestar más las barbaridades que dicen todos los días”. El candidato de Cambiemos intentó dar vuelta la página tras el clima de tensión que vivió el PRO en las últimas dos semanas y rearmar la campaña junto a Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal.
Con un acto en Quilmes, Macri dio por cerrado el Niembrogate, que lo obligó a desviar la atención de la campaña. “No vamos a contestar más las barbaridades que dicen todos los días porque estamos acá por algo mucho más importante. Hagan todos los agravios y las denuncias que quieran, nos ocuparemos después de que termine la campaña”, amenazó.
En el macrismo explican por estas horas que intentarán instalar su propia agenda y pasar a la ofensiva con críticas a Daniel Scioli y Aníbal Fernández, a quien buscarán comparar con Vidal.
Uno de los grandes debates en el macrismo por estos días es si la filtración a los medios de los contratos con Niembro fue pergeñada desde La Plata o la Casa Rosada. La teoría bonaerense es la que más consenso tiene hoy.
Aunque la Justicia imputó el viernes a Niembro, en el PRO creen que lo peor ya pasó, pero el clima enrarecido comenzó a cubrir la campaña. Por caso, la paranoia por los teléfonos celulares se acrecentó y gran parte del gabinete, además de Macri y Vidal, se bajó la aplicación Telegram, un Whatsapp que permite no dejar rastros de las conversaciones.
“Desde que empezó lo de Niembro sentía mucho eco”, se quejó un ministro porteño por los ruidos en su línea telefónica.
“No podemos entrar en el mismo barro que ellos con los carpetazos, no somos eso. Mostramos una diferencia con la renuncia de Fernando (Niembro)”, agregó ante PERFIL.
Otra de las voces de la campaña afirma que los próximos treinta días “van a ser muy duros” y señala que seguirán los “carpetazos” contra funcionarios y candidatos. “No nos tenemos que salir de eje, hay que hablarle a la gente; si nos enganchamos perdemos nosotros”, agrega.
Vidal será, en la última etapa, una de las estrellas de la campaña, no sólo por los 2,4 millones de votos sino porque en el equipo de campaña están convencidos de que puede dar el batacazo en la pelea mano a mano con Aníbal Fernández.
De todos modos, Macri admitió ayer que el Niembrogate “fue doloroso”. “Es una persona con trayectoria impecable y su vida la hizo con su trabajo personal; vino para dar un testimonio de que había que participar”, dijo en declaraciones radiales. El líder del PRO aseveró que “los contratos fueron conformes a la ley, con precios competitivos, y en la mayoría de los casos fueron compras de segundos de publicidad en una señal deportiva. Ese era el vínculo de La Usina (la productora de Niembro) con la Ciudad”, sentenció.
Por lo pronto, Macri hizo su bajada ayer a Quilmes junto al chef y candidato a intendente Martiniano Molina, quien fue el postulante más votado de las PASO en ese distrito. En el Club El Porvenir también estuvieron los dirigentes Mariana Zuvic (Coalición Cívica) y los candidatos a intendente Néstor Grindetti (Lanús), Carlos Regazzoni (Almirante Brown), Gabriel Kunz (Berazategui) y Ever Van Tooren (Esteban Echeverría), entre otros.