Carlos Zannini estuvo en la cúspide del poder durante 12 años. Fue el custodio legal y principal asesor de Néstor y Cristina Kirchner en la Casa Rosada. Durante esos años, guardó muchos secretos. Y coronó su carrera como candidato a vicepresidente de Daniel Scioli. Tras la derrota electoral, hace casi ya dos años, se refugió en Santa Cruz.
La gobernadora Alicia Kirchner le ofreció un cargo de director en el banco provincial. Y allí sigue hasta hoy. Antes de las elecciones internas de agosto, lo escracharon dos veces: una, en un shopping de Chile mientras hacía compras, y la otra cuando fue a votar en Río Gallegos, donde actualmente vive.
La severa crisis financiera de la administración de Alicia (tiene dificultades para el pago de salarios y un gran déficit) y el avance de las causas por corrupción contra ex funcionarios del kirchnerismo lo obligaron a adoptar un perfil bajo. Hoy, Zannini casi no se muestra en público. El ex funcionario, leal a los Kirchner, se siente incómodo en tierra santacruceña, donde alguna vez fue casi un intocable.
El ex asesor de los dos ex presidentes arrancó esta semana con su primera citación a declaración indagatoria desde que finalizó el mandato de su jefa política, en una causa delicada para el mundo kirchnerista: el supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA, denunciado en su momento por el fiscal Alberto Nisman y revisado ahora por el juez federal Claudio Bonadio.
Zannini, que con Cristina manejó gran parte de los lazos con la Justicia Federal, deberá ir como sospechoso a Comodoro Py el viernes, el último día hábil antes de las elecciones, y es posible que, al igual que los otros imputados, termine procesado por “traición a la patria”. Hasta ahora, pese a que las denuncias por irregularidades diversas habían llegado hasta su máximo colaborador, Carlos Liuzzi, él había salido indemne. Esta semana, también, a Liuzzi le dictaron una inhibición general de bienes. El juez Marcelo Martínez de Giorgi lo resolvió en la causa en la que investiga cómo Liuzzi aumentó su patrimonio 38 veces mientras fue colaborador de Zannini.
La última vez que dijo algo a los medios fue durante la votación del 13 de agosto. En esa oportunidad, criticó el modelo económico de Mauricio Macri y acusó al gobierno nacional de “aislar” a Santa Cruz para debilitar la gestión de la cuñada de Cristina. “Los problemas no se solucionan tirando a la gente por la borda”, dijo ese día. Poco antes lo habían insultado mientras aguardaba su turno en la fila. “Devolvé la que robaste”, le señalaron. Y no era la primera vez que pasaba por un momento incómodo en público. Durante un vuelo a Miami, en abril del año pasado, varios pasajeros le gritaron “ladrón” y lo insultaron.
El viernes se tendrá que sentar frente al juez Bonadio. Ahora ya no tiene influencia en la Justicia y perdió mucho peso en la política.
Su relación con Cristina Kirchner no se ha modificado, según dicen en el mundo K. Lo que sí cambió fue la cantidad de encuentros. En campaña, la ex presidenta prefiere que él siga escondido.