Este miércoles 13 de agosto se cumplen 100 años del nacimiento de Carlitos Balá, uno de los humoristas más queridos de la Argentina y un ícono de la infancia para muchos. Nacido en 1925 en el barrio porteño de Chacarita, Balá dejó una huella imborrable en varias generaciones con su comicidad, su carisma y sus frases inolvidables.
Fue el creador de latiguillos que se convirtieron en marcas registradas de la cultura popular, como “¿Qué gusto tiene la sal?”, “Un gestito de idea”, “¡Mirá como tiemblo!”, “Un kilo y dos pancitos” y “Sumbudrule”. A pesar de la fama, mantuvo una vida sencilla junto a su esposa, Martha Venturiello -o Marthita, como él la llamaba-, y sus dos hijos, Martín y Laura Balá.
Si bien su origen fue en la radio, con el tiempo dio el salto a la televisión, donde creó un universo propio de juegos, ocurrencias y ternura que acompañó a millones de chicos y chicas durante décadas. Aunque falleció el 22 de septiembre de 2022 a los 97 años, Carlitos Balá sigue vivo en el recuerdo de los argentinos que crecieron con sus programas, personajes y canciones.
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Siete datos curiosos de Carlitos Balá
1. Su verdadero nombre y origen
Carlitos Balá nació el 13 de agosto de 1925 en Buenos Aires, bajo el nombre de Carlos Salim Balaá Boglich. Hijo de Mustafá Balaá, un inmigrante libanés, y Juana Boglich, de ascendencia croata, creció en el barrio porteño de Chacarita, un lugar que marcó profundamente su identidad y trayectoria. Su herencia cultural libanés-croata fue un orgullo que siempre destacó en su vida personal.
2. Un humorista con timidez
De chico, Carlitos era extremadamente tímido, un rasgo que contrastaba con su futura carrera como animador. Su hermana Norma fue quien lo incentivó a explorar el teatro para quitarse los miedos. Para vencer su timidez, comenzó a realizar bromas y juegos de palabras a los pasajeros de la línea 39 de colectivos en Chacarita, un hábito que se convirtió en el germen de su talento para el humor.
3. Hincha apasionado de Chacarita Juniors
Balá era un ferviente hincha de Chacarita Juniors, el club de su barrio. Aunque siempre expresó su amor por el "Funebrero", no visitó su estadio hasta 2018, a los 93 años, cuando el club le rindió un emotivo homenaje pintando un mural en su honor. En esa ocasión, emocionado, afirmó: “Chacarita es mi barrio y mi club, es decir, mi vida”.

4. El origen de su nombre artístico
En sus inicios, Carlitos participó en un concurso radial bajo el seudónimo de Carlos Valdez, por temor a que su padre lo descubriera y lo castigara. Tras ganar el certamen, decidió adoptar el nombre artístico de Carlos Balá, manteniendo una similitud con su apellido real, Balaá, pero adaptándolo para su carrera. Este cambio marcó el inicio de su camino hacia la fama.
5. Sus primeros pasos en la radio
La carrera de Balá despegó en la radio, donde trabajó junto a figuras como Antonio Carrizo y formó parte del trío cómico “Balá, Marchesini y Locatti”. Su personaje de un hombre nervioso que hacía reír al público desde el primer momento le valió un lugar en el programa La revista dislocada. Este éxito radial fue el trampolín hacia su posterior consagración en televisión.
6. La consagración en televisión y cine
En la década de 1960, Carlitos Balá se convirtió en una figura central del entretenimiento argentino. En 1963, debutó en la obra teatral Canuto Cañete, conscripto del siete, que luego se adaptó al cine. Su carrera televisiva incluyó programas icónicos como El flequillo de Balá, El clan de Balá y El show de Carlitos Balá, que ganaron el corazón de niños y adultos. Participó en 18 películas, consolidando su carrera como referente del humor infantil.
7. El origen de “¿Qué gusto tiene la sal?”
Uno de los dichos más icónicos de Balá, “¿Qué gusto tiene la sal? ¡Salado!”, nació en 1969 en las playas de Mar del Plata. Mientras paseaba por la costa de Las Toscas, Carlitos intentó entablar conversación con un niño que jugaba en la arena. Tras varias preguntas sin respuesta, le dijo: “El mar tiene gusto a sal, pero ¿qué gusto tiene la sal?”. El pequeño respondió “¡Salado!”, dando origen a una frase que se volvió emblemática.
RV / Gi