Al CEO de ChatGPT lo echaron, pero su despido duró cinco días

La vuelta de Sam Altman, como director ejecutivo de OpenAI –creadora de la plataforma de inteligencia artificial ChatGPT–, es síntoma del momento de tensiones presentes en el epicentro de la comunidad que es la cara de esta nueva tecnología. La cúpula de Open AI que despidió a Altman hace tan sólo una semana fue reemplazada casi en su totalidad luego de la reacción internacional que se manifestó contraria a esa medida. Finalmente eso hizo que Altman recuperara su puesto como CEO.

Esta novela de despido abrupto y regreso dejó un comunicado que ante el desenlace plantea nuevas dudas. Para quienes decidieron la salida de Altman, éste  “no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta”. Pero no explicitaron mucho más. Algunos medios de comunicación de Estados Unidos informaron que había preocupaciones de que OpenAI se estuviera apartando rápidamente de su misión declarada de “construir inteligencia artificial general segura y beneficiosa para el beneficio de la humanidad”.

El gran socio. A pesar de la incógnita que generó todo este asunto y la suma de un rumor acerca de que en Open IA se estuviera trabajando en un proyecto que pondría en peligro a la humanidad, por ahora, el  retorno de Altman reafirmó su posición como líder en el campo de inteligencia artificial. El acuerdo de su regreso también resalta el creciente poder que Microsoft ejercerá sobre el futuro de OpenAI. Durante sus cinco días como director cesado, Altman ocupó brevemente un puesto en Microsoft, que invirtió miles de millones de dólares en OpenAI y ayudó a lanzar ChatGPT, el robot conversacional cuyo éxito desató una carrera global multimillonaria en investigación y desarrollo de esa tecnología. 

En una publicación de X (ex-Twitter), Altman refirió al “apoyo de Satya” en su decisión de regresar a OpenAI, una referencia al director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella. “Estoy deseando volver a OpenaAI y aprovechar nuestra sólida asociación con Msft (Microsoft)”, añadió Altman.

Si bien ChatGPT de OpenAI es el modelo de lenguaje grande más conocido, muchas de las otras grandes empresas tecnológicas, incluidas Meta, la matriz de Google y Facebook, han invertido mucho en la tecnología de IA, lo que genera preocupaciones a varios niveles. También Elon Musk lanzó la suya, Grok. 

A principios de mes, gobiernos y empresas tecnológicas occidentales acordaron un nuevo régimen de pruebas de seguridad para disipar los temores sobre el ritmo al que crece la inteligencia artificial y por la falta de salvaguardas para poder controlar posibles efectos no deseables.