Genera magnetismo y no hay una foto en la que salga deslucida, lo que enaltece la figura del Presidente proyectada hacia el exterior. Descontracturada, sofisticada y natural, Juliana Awada se transformó en una embajadora de estilo. Y esta vez no fue la excepción. Desde que puso un pie en Moscú dejó claro que está a la vanguardia de la moda deslumbrando a todos con sus looks. Sin embargo, en esta ocasión, Juliana salió del rol estrictamente de acompañante de Macri y logró tener una limitada, pero ajetreada, agenda social que se coló entre las líneas escritas sobre sus outfits que tanto mira el mundo.
Y que ayer la hicieron destacarse también cuando eligió para la cena en el Palacio del Elíseo de París con Emmanuel Macron y su esposa, la primera dama Brigitte Trogneux, un vestido largo oscuro que acompañó con botas de piel rojas a juego con la cartera. Combinación que impactó. Es que la primera dama adelantó la colección de invierno ya desde el inicio del viaje apostando en Moscú a los conjuntos monocromáticos. Los elegidos: equipos sastreros de crepe de seda, en tono blanco al bajar del avión, y camel en la inauguración de la plaza Argentina. Todos de su diseñadora predilecta, Amelia Sabán. Respetando su impronta, Juliana siguió su gira por Europa con su estilo effortless chic, como lo llaman los entendidos.
Aunque esta vez sorprendió en una de las jornadas en Davos con el uso de accesorios: falda plisada en tono hueso, cashmere de cuello alto en negro y chaleco de piel fueron complementados con un cinturón con hebilla a tono con una pulsera, la novedad en su outfit ya que no suele lucir joyas. Ese día la primera dama tuvo un encuentro con Máxima Zorreguieta y otras líderes del mundo.
Entonces, la hechicera, como la llama Macri, usó su encanto para reforzar las invitaciones al Women 20, el foro de género del G20. Y junto a su presidenta, Andrea Grobocopatel, colaboró en hacer hincapié en la necesidad de la presencia de mujeres líderes en el foro que tiene previsto desarrollar actividades en diversas ciudades del país que finalizarán en Buenos Aires, del 1 al 3 de octubre. “Es importante que nos involucremos en el trabajo del Women 20, porque es una oportunidad de llevar nuestra voz a los líderes del G20 y generar avances en el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género”, sostuvo Juliana en uno de sus primeras incursiones en el discurso, más allá de la protocolar y clásica foto que suele hacerse.
Con ese fin, Awada se reunió con la empresaria Margarita Dreyfus en la Casa Argentina en Davos. Ambas ratificaron el compromiso de trabajar juntas en el desarrollo de iniciativas inclusivas. También se encontró con la titular de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, con quien debatió acerca de cómo cerrar la brecha de género por una sociedad más justa. Y dialogó con la estudiante universitaria paquistaní Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz en 2012. Las fotos más destacadas vinieron con la reina Rania de Jordania; con la líder social de la India Chetna Sinha, quien trabaja en zonas rurales de la India y fundó el primer banco para mujeres; y con la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg.
El sombrero de la suegra
Reciclar es un recurso muy utilizado , por ejemplo, por la reina Máxima, pero no es la única. Juliana Awada acaba de adoptar el gesto. Y eligió llevar a Moscú un sombrero alegórico del país que visitó, que es de su suegra, Alicia Blanco Villegas, y con el cual se ganó primeras planas. Se trata de un sombrero blanco de piel de estilo bucket hat, traducido como balde, también llamado pescador, con reminiscencias de los años 50 y 60. Lo llevó con un traje blanco, combinado con un sweater crudo y con su pelo largo y al natural que le brindaron un marco perfecto a su look del que tanto se habló.