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Bad Bunny, con su ‘residencia’, generó divisas para Puerto Rico

Es el artista más escuchado a nivel global en Spotify y en Apple Music. Por eso, nadie dudaba que sus treinta shows en el Coliseo de Puerto Rico, su país natal, serían a lleno total. El efecto colateral: una inyección a la economía local que se estimó en casi US$ 200 millones. Bad Bunny dijo que quería incluir a Argentina cuando comience su gira.

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| ig. b. b.

La carta de amor de Bad Bunny a Puerto Rico, Debí tirar más fotos, se extendió al plano del espectáculo en vivo. La residencia, titulada No me quiero ir de aquí, es una propuesta que, desde la cúpula del maisntream responde a un instinto contracultural. Prolongación natural del disco que rompió los charts y posicionó otra vez a Bad Bunny como uno de los artistas más escuchados del mundo en Spotify y Apple Music, el espectáculo que el próximo 14 de septiembre cumplirá sus treinta funcionas es una celebración que se realiza en el Coliseo de Puerto Rico, a menos de una hora de Vega Baja, municipio donde creció el artista. Los primeros nueve shows fueron exclusivos para residentes de Puerto Rico; de hecho, quienes asistieron debieron exhibir los papeles pertinentes. Y a partir del 1º de agosto las puertas se abrieron para el resto del mundo.

Con famosos. “Gracias a la música y al amor que ustedes me dan a través de ella, he tenido el privilegio de viajar y presentarme en distintas partes del mundo, y es algo que aprecio y me gusta mucho”, dijo Bad Bunny cuando lanzó este espectáculo. “Hay lugares que me llevo en el corazón y quisiera volver, como México, Argentina, Chile, Costa Rica, Colombia”. Y aclaró: “Hay otros a los que nunca he ido y quisiera visitar, como Brasil, Japón. Y otros a los que va mucho tiempo que no voy, como lo es Italia, Londres, España, lo sé. Y les prometo que antes que se acabe el año, les voy a decir el día y la hora exacta en la que voy a visitarlo”. El video lo mostraba caminando por un pasillo con posters de las giras colgados en la pared. “Pero ahora estoy en Puerto Rico, estoy en casa, la estoy pasando bien, y si les soy honesto, no me quiero ir de aquí”, concluía el cantante.

La residencia poco a poco empezó a tener eco en la prensa internacional. Un eco motorizado por los artista internacionales que asisten como invitados. Los primeros tres shows fue Chuwi, una banda puertorriqueña. Le siguieron la aparición estelar de Lebron James, para algunos el mejor jugador de la historia del básquet, quien apareció junto a Draymond Green, bailando y acompañando al artista. También, entre otros, pasaron por allí Kylian Mbappé, el jugador del Paris Saint Germain Achraf Hakimi, Ricky Martin –con su hijos Matteo y Valentino–, Penélope Cruz y Javier Bardem, Jorge Drexler, René de Calle 13, Los Pleneros de la Costa, ReiNao, Jhayco, Jowell y Randy, Pedro Capó, que cantó Lo que le pasó a Hawaii, que constituye uno de los puntos álgidos del disco. Y además, Austin Butler y el cineasta Darren Aronofsky, con quienes el viernes último Bad Bunny compartió la alfombra roja del estreno de Caught stealing (Atrapado robando), la película en la que el cantante es coprotagonista.

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Efecto colateral. Con su espectáculo No me quiero ir de aquí, Bad Bunny podría inyectar a la economía local unos doscientos millones de dólares, según estimó Discover Puerto Rico, una organización sin fines de lucro que promueve la imagen de la isla a nivel internacional. Como sucedió con Shakira durante la gira mundial de 2024, la residencia de Bad Bunny implica no solo la venta de unas cuatrocientas mil entradas, sino también reactivación del negocio gastronómico, hoteles y de transporte. A saber, en la capital de Puerto Rico la ocupación hotelera se disparó un 75 por ciento en agosto, y hasta un 200 por ciento en reservas de alquileres temporarios en septiembre. Desde el punto de vista comercial, Bad Bunny es de los más buscados por las marcas. Por ejemplo, Calvin Klein celebra haberlo contratado como modelo de su línea íntima. A las 48 horas del lanzamiento del comercial de 46 segundos, generó en ventas 8,4 millones de dólares en boxers CK.