La conquista musical de Bizarrap se dio por vías físicas y virtuales. Dominados ambos planos de la realidad, el joven productor argentino notó que había algunos días vacantes en el Hipódromo de Palermo y anunció, sin dar muchas vueltas, sus primeras dos presentaciones en solitario. Un procedimiento que recuerda al anuncio de sus míticas sesiones, esto es, se trató casi de un “mañana salimos con la próxima sesión”. Luego de anunciar dos y agotarlas a toda velocidad, hubo que agregar una tercera, cuya capacidad también se agotó de inmediato. Hoy, entonces, es la última de las históricas presentaciones.
En los días previos al show, si uno pasaba por el Hipódromo de Palermo, se podía adivinar cómo sería la puesta. Y fue realmente icónica. El jueves, cuando se encendieron las luces que lo iluminaron en el centro de un óvalo que protagonizó con su atuendo típico de gafas, gorra y campera deportiva pudo dimensionarse la escala del espectáculo que Gonzalo Conde –su verdadero nombre– quiso montar. El artista contó con un escolta de lujo: Duki, quien hace unos meses se coronó como el rey de la música urbana al agotar cuatro estadios Vélez. Al acompañamiento del ícono del trap se le sumaron las participaciones de la dj Anita B Queen, y Bhavi, quien hizo la primera sesión con él.
Megaproducción. La puesta de Bizarrap contó con más de tres mil metros cuadrados de pantallas LED, más de dos mil luminarias móviles y 120 sistemas de sonido distribuidos en trece torres de sonido que constituyeron gran parte de las más de doscientas toneladas de estructura transportados en cuarenta camiones. A esta parafernalia se le sumó toda la parte audiovisual, una de las grandes pasiones y motores de la obra del productor, que consistió en cuarenta sistemas láser y la producción de contenidos visuales en 4D.
La sensación que provocaba esta puesta en escena que quizá no tiene precedente alguno en Argentina era como si las veinte mil personas estuvieran en la arena de un coliseo, rodeadas por las columnas de sonido, y las pantallas LED en las que se sucedían desde escenas que mostraban lo que Bizarrap estaba haciendo en su escenario, hasta imágenes creadas para acompañar las sucesivas “sessions”, elegidas para este recital. Esto es, no reutilizó fragmentos de los respectivos videos que hizo sino, por ejemplo, cuando tocó la Session #36, en lugar de Nathy Peluso, se proyectó una imagen en movimiento de su inconfundible figura; o cuando hizo la Session #38 representó a L’Gante con humo, una metáfora que todos comprendieron. Para el cierre: dos clásicos hiteros, la Session #53 y la Session #52 –en ese orden–, es decir, la de Shakira y la de Quevedo.
Productor récord. Esta pulsión por dar importancia a lo visual llevó a Bizarrap a romper las fronteras de las redes sociales y de YouTube, generando un código personal y una enciclopedia de contenidos y personajes que funciona como un universo propio. Ese universo coherente, que ha generado un furor suficiente como para convocar en tiempo récord a sesenta mil espectadores distribuidos en tres fechas consecutivas, hizo que su música también rompiera algunos récords, como los siguientes: la canción con más visualizaciones en YouTube en 24 horas, con 63 millones de reproducciones; la canción latina que rompió más rápido la barrera de las cien millones de visualizaciones, también en Youtube; además de la canción latina con más escuchas en Spotify en 24 horas, con 14.393.342, y la canción con más streams en una semana, con 80.646.962.
Pero esto no es todo. Bizarrap es uno de los pocos artistas en debutar en el puesto número uno de Spotify y ubicar dos canciones en el Top 30 Global de Spotify en simultáneo. Además, este año es el tercer artista latino más escuchado de Spotify, con más de 60 millones de oyentes mensuales. Así, se convirtió en el decimoséptimo artista más escuchado del mundo.
Sin límite. Con estos números, era imaginable que Bizarrap montara una estructura grande y no se quedara en las medias tintas con su espectáculo. Pero la superproducción que está ofreciendo, y cuya última fiesta inmersiva será este sábado, superó todas las expectativas, inclusive las de las más de mil quinientas personas que trabajaron directa e indirectamente para que estos shows sucedan.
Generando una plataforma de difusión propia, el productor que generó desde su estudio en Ramos Mejía un revuelo mundial en un tiempo cuya velocidad no tiene precedentes en la música argentina supo también subirse a otros escenarios masivos y dar la talla. Prueba de eso fueron el Vélez de Duki, el último Lollapalloza, además de la versión parisina del mencionado festival; y una primera gira europea que duró cien días y que lo tuvo actuando por más de veinte ciudades y ante más de 450 mil personas.