PROTAGONISTAS

Carlos Lunghi: despedida a un gran director de orquesta

Algunas señas particulares. Hijo de italianos. Marplatense. Padre de Blas y Julia, que le dio la nieta por la que se babea. Hincha de San Lorenzo. Hacedor y gustador de la buena comida. Bonachón. Gran contador de anécdotas increíbles, de las que se pueden difundir y de las que no. Buena onda y pilas, siempre. Reportero gráfico.

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Homenaje en vida. El director de Imágenes de Perfil, Carlos Lunghi, recibe el cariño de la redacción el jueves 26, día de su retiro. | Néstor Grassi.

Inicio con aclaración urgente: esto no es un obituario. En las redacciones, solemos tener varias malas costumbres y una de ellas es destacar y reconocer a figuras claves de nuestro trabajo cotidiano solo cuando mueren. A veces, ni eso. Carlos Lunghi está vivito y coleando. Director de Fotografía e Imágenes de PERFIL, apenas decidió retirarse de la actividad en la editorial tras más de cuarenta años. Nada menos.

Algunas señas particulares. Hijo de italianos. Marplatense. Padre de Blas y Julia, que le dio la nieta por la que se babea. Hincha de San Lorenzo. Hacedor y gustador de la buena comida. Bonachón. Gran contador de anécdotas increíbles, de las que se pueden difundir y de las que no. Buena onda y pilas, siempre. Reportero gráfico.

A través de la mirada y el protagonismo de Lunghi se puede recorrer la historia de Editorial Perfil y de sus principales marcas, que con aciertos y errores, éxitos y fracasos, llevan un sello indeleble en su gramática visual: contar, revelar e impactar también a través de las imágenes.

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Así es que acompañó a Jorge Fontevecchia en los lanzamientos de las revistas Caras, Noticias, Libre, Semanario, Caras Brasil, los diarios PERFIL (el efímero de 1998 y esta versión de fin de semana relanzada en 2005) y Libre y la web editorial, Perfil.com, solo por mencionar algunos títulos.
En todos estos casos, y en medio de una transformación tecnológica sin precedentes, con fuerte impacto en la industria de los medios y en la manera en que se generan contenidos (tanto de texto como de imagen), Lunghi brindó siempre un aporte innovador, jamás conservador.

Entregado en cuerpo y alma a este trabajo tan apasionante como demandante, Lunghi reconoció en alguna de las tantas despedidas que viene recibiendo (al estilo de Los Chalchaleros o Julio Bocca, que organizaron su retiro por secuencias) dos experiencias que lo marcaron más que las decenas y decenas que acumula en su riquísima trayectoria: el shock por el crimen de José Luis Cabezas, en 1997, y la intensidad del diario PERFIL del '98. “Nada volvió a ser igual después de todo eso”, comenta en voz baja, otra de sus características.

Tenía una capacidad increíble para organizar y distribuir las tareas en una editorial ávida de competencia interna y externa. Ese profesionalismo, más la respetuosa admiración que generaba, hizo que fuera la única persona en todo Perfil que supiera exactamente qué foto estaba buscando o tenía cada quien. Decenas y decenas de ellas al mismo tiempo, cada día, cada cierre. Un director de orquesta sobrehumano e inspirador para quienes tuvimos la dicha de trabajar con él.

Archivo | Carlos Lunghi y Pablo Temes: "Buscar ideas es un trabajo de cada semana"

Deberemos desacostumbrarnos... A verlo andar a paso veloz por la redacción, mientras hacía escala en todos los escritorios donde alguien fuera remitente o depositante de alguna novedad para compartir, para exasperación de los ansiosos. A competir por ver quién hacía el mate más rico. A sus promesas sabatinas de los lemoncellos caseros de Mar del Plata, como se lo recuerda siempre la editora general de PERFIL, Paulina Maldonado, autoproclamada “presidenta del club de fans de Lunghi”. A su anecdotario frondoso a la hora del almuerzo con Pablo Temes (otro emblema editorial) y Carlos De Simone, ahora a cargo de la radio.

Sobreviviremos, claro, pero lo extrañaremos. Ya te extrañamos, querido Tano. Como te lo dije en nuestro último abrazo, aguantando la emoción. No como ahora.