Una polémica inesperada obligó a la Casa Blanca a salir en defensa de Hunter Biden, el hijo del presidente de Estados Unidos. Una galería con sedes en Nueva York y en Berlín anunció una subasta de cuadros de Hunter Biden en la que se garantizaría el anonimato de los compradores.
La privacidad en los remates de arte es una condición básica, salvo que un comprador quiera publicitar su nueva adquisición. Pero este caso es diferente. Las obras fueron realizadas por el hijo de un presidente en funciones. Y es lógico que haya quienes señalen que sí es importante saber quiénes compraron y cuánto pagaron por cada cuadro. Aquello básico de que hay que “ser y parecer” se aplica a esta situación.
Cuando era adicto, Hunter Biden fumaba queso parmesano porque, dijo, se parecía al crack.
Si algún contratista del estado norteamericano o algún empresario o grupo económico buscara un acercamiento directo a Joe Biden, la compra de alguna de las obras de su hijo Hunter podría ser una manera de hacerlo. Y si igualmente no lo fuera, la duda no se puede soslayar y sobre todo, habilitaría un blanco fácil de críticas a Biden. Sobre todo en un momento como el presente, donde Donald Trump inició giras por Estados Unidos en la que insiste en que hubo fraude electoral para sacarlo del poder.
Atentos a esta situación, la Casa Blanca igualmente defendió el acuerdo de venta de los cuadros de Hunter Biden establecido para proteger al gobierno contra posibles conflictos de intereses. “Después de una cuidadosa consideración, se estableció un sistema para permitirle a Hunter Biden trabajar en su profesión dentro de salvaguardas razonables", dijo la secretaria de prensa Jen Psaki .
"Por supuesto que tiene derecho a seguir una carrera artística, al igual que cualquier hijo de un presidente tiene derecho a seguir una carrera". Psaki dijo que será una galería profesional la que fijará los precios de las obras de arte de Hunter Biden, y también la que maneje todas las ventas. Asimismo toda oferta por encima del precio de venta acordado, o considerada sospechosa, será rechazada como parte del acuerdo.
Hunter Biden fue uno de los objetivos de Trump para atacar a Joe Biden en la campaña.
El mencionado acuerdo busca evitar que los compradores compren cuadros para obtener acceso o el favor de la Casa Blanca, pero los expertos en ética ya previnieron que podría ser un dolor de cabeza para Joe Biden. De hecho ya aparecieron cuestionamientos como el de Richard Painter, abogado jefe de ética durante la presidencia de George Bush: “Hunter Biden debería esperar a que padre termine la presidencia para poner a la venta sus cuadros.”
Walter Shaub, quien dirigió la Oficina de Ética del Gobierno de 2013 a 2017, agregó que “la Casa Blanca debería habilitar el nombre de los compradores para que se pueda monitorear que no son personas o empresas que terminan haciendo negocios con el gobierno”.
Mientras tanto, la galería George Bergès es quien tiene a cargo la futura subasta y un medio especializado publicaron que los cuadros de Hunter Biden cuestan de los 75 mil dólares a los 500 mil dólares. Por supuesto, también salieron “opinadores”–que también los hay en Estados Unidos– a decir que los cuadros estaban sobrevalorados.