En 1935, los tres candidatos a llevarse el premio Oscar a Mejor Actor eran nominados por primera vez: Clark Gable –lo ganó–, por Sucedió una noche; Frank Morgan, por El burlador de Florencia; William Powell, por La cena de los acusados. Desde ese entonces, nunca se dio esa coincidencia, y hoy, ochenta y ocho años más tarde, se repite, ya que Brendan Fraser, Austin Butler, Colin Farrell, Paul Mescal y Bill Nighy ostentan por primera vez una nominación en esa categoría central.
Lo de las nominaciones primerizas esta temporada pareciera tratarse de una tendencia: de los veinte actores y actrices nominados en las cuatro categorías de actuación, dieciséis son “debutantes” en los Oscar. Y esta circunstancia está lejos de responder a un recambio generacional, ya que este reconocimiento corre también para actores con mucha trayectoria, como es el caso de Jamie Lee Curtis, Brendan Greeson o el ya mencionado Bill Nighy.
En carrera. En un eslabón intermedio, la primera nominación de Colin Farrell no es que parezca demorada, pero sí muy merecida: hace tiempo, y de la mano de algunos de los directores contemporáneos como Yorgos Lanthimos o Martin McDonagh, que vuelve a dirigirlo en Los espíritus de la isla, Farrell viene demostrando que su trabajo presenta las capas de profundidad necesarias como para ser reconocido como un actor nominable. Como suele suceder, este reconocimiento le llega en un año sumamente competitivo, en el que él parece correr en una tercera posición, detrás de los dos objetivos principales de todas las cámaras: Brendan Fraser, por La ballena; y Austin Butler, por Elvis.
Hasta los premios Bafta (el Oscar británico), Farrell ya que había ganado en Venecia por encima de Fraser, y también se llevó el Globo de Oro a Mejor Actor de Comedia. Butler, por su lado, se había llevado el de drama. Pero los británicos prefirieron la interpretación de Elvis que realizó el joven actor australiano, por sobre el sensible Padraic –Farrell– que en Los espíritus de la isla debe enfrentar su apocalipsis personal cuando su mejor amigo quiere terminar con su vínculo.
Los otros dos contrincantes no deberían ser descartados. Uno es el padre cariñoso e idealista, que está pasando por un difícil período de depresión y que retrata Paul Mescal en Aftersun. El otro, Bill Nighy, es el actor que llega con menos chances.