Se conocieron hace 38 años, cuando el actor estadounidense vino al país a presentar la película de Scorsese Toro salvaje. Entonces, Lito Cruz fue a ver la proyección y tras la función se presentó en el hotel donde se hospedaba para decirle que admiraba la forma en que trabajaba, preguntarle cuál era su método, y también invitarlo a presenciar una de sus clases. A partir de ahí forjaron una amistad que perdura en el tiempo, a pesar de la distancia. Y cuando se ven, son como dos amigos de la infancia que se reencuentran. Eso sucedió este miércoles en vísperas de Nochebuena: De Niro y Cruz compartieron un almuerzo.
El esperado encuentro fue en el Hotel Savoy de la Capital, adonde De Niro llegó en auto con sus custodios. “Sabía que venía, ya me lo había comentado. Creo que quería ir al Sur. Y ese mismo miércoles me llamó a la mañana y me dijo que en tres horas estaría por acá para almorzar. Así que reservé una mesa para diez personas en un lugar tranquilo. El aprovechó que su mujer y sus hijos estaban de compras y se acercó. Recordamos todos nuestros encuentros y hablamos mucho sobre el trabajo de cada uno, porque cada vez que nos vemos pasan diez años. Igual estamos en contacto y tenemos un amigo en común, Barry Primus, quien hizo conmigo su versión de El toque de un poeta (de Eugene O’Neill) en la avenida Corrientes”, relató a PERFIL Cruz, quien no descarta un segundo encuentro con De Niro durante su estancia en Argentina. Y suma: “La verdad es que le agradezco porque él vino a descansar con su familia, vino con su mujer, Grace Hightower, y tres de sus hijos, y se hizo un tiempo para pasar por acá para verme. Estuvimos como tres horas hablando, muy tranquilos. No hablo mucho inglés pero él sabe italiano, así que mezclando nos entendemos. De Niro es muy simple, y verlo siempre es un regalo. Nuestras charlas son muy lindas y ricas. Es que, más allá de la fantasía que pueda haber, es un tipo de barrio: un tipo simple, gentil y con el que comparto una misma profesión”.
Intimidad. Para asegurarse esa tranquilidad el actor argentino reservó una mesa en el Savoy, hotel del que es habitué. Allí, al enterarse de la visita optaron directamente por cerrar el restaurante Los Manzanos, con capacidad para 120 cubiertos, sólo para ellos. “Eligieron sentarse cerca de la ventana en una mesa de cinco. Lito vino con su hijo y con una asistente –es ella la que habla inglés–”, reveló el gerente de alimentos y bebidas del restaurante, Mariano Tabarini.
El menú para el almuerzo fue preparado especialmente por el chef del hotel. Hubo degustación de quesos y bruschettas de mariscos. Luego, y como no podía ser de otra manera, carne argentina con vegetales grillados. Para beber, mucha agua y una botella de vino de Cafayate. No hubo postre, pero sí café.
“Fue un encuentro de amigos, y estuvieron muy relajados. Robert es muy simple, amable y gentil”, relata Tabarini. Incluso, al retirarse del hotel y haciendo honor a su fama de “buen tipo”, el actor de Hollywood no tuvo inconveniente en sacarse fotos con los empleados y hasta con unos policías que estaban en la calle. Y, por supuesto, firmó autógrafos. Entre ellos, uno en la botella de vino que había consumido horas antes y que ahora será un souvenir.