Una mansión romana con historia, amplios jardines y obras de arte, una viuda con un pasado colorido enfrentada a tres hijastros en una disputa que, como dicen algunas reseñas, convierten a la exitosa serie Succession, en un mero juego infantil. Villa Aurora –la mansión– es el epicentro de dicha disputa familiar cuya cara visible es la viuda, Rita Carpenter, norteamericana quien casada en segundas nupcias con un príncipe italiano, pasó a llamarse princesa Rita Boncompagni Ludivisi.
La tensión interminable con los hijos de su marido fallecido en 2018 derivó en la puesta a remate de la propiedad por una suma que la convirtió e la más cara de Europa. Y en caso conseguir nuevo dueño, será la transacción inmobiliaria más cara del mundo al superar los 361 millones de dólares que se pagó por una propiedad en Hong Kong, en 2017. Esta villa romana salió a remate por 534 millones de dólares, por caso, unos 55.723.095.866 de pesos. Por el momento no hubieron ofertas por lo que se prolongó hasta abril próximo su remate con un 20 por ciento de descuento, es decir, 427,2 millones de dólares.
Caravaggio pintó un fresco de grandes dimensiones en esta villa romana en 1597 y eso elevó en varios millones su precio venta.
Villa Aurora está construida sobre los terrenos que alguna vez ocupó el hogar de Julio César, el mítico emperador romano. Su primer dueño fue el cardenal Francesco Maria del Monte y al principio, la propiedad tenía una extensión de treinta hectáreas, que a fines del siglo XIX se subdividieron dada la privilegiada ubicación. La villa está a metros de Vía Veneto e incluso sobre una fracción de sus aún hoy grandes jardines se construyó el famoso hotel Edén. Pero son sobre todo los detalles interiores de la mansión los que la hacen tan particular. Sobre todo, y es lo que se apunta como el detalle que eleva el valor de la propiedad a esa cifra millonaria, un mural que Caravaggio pintó en 1597 en el techo de una habitación ubicada en el primer piso y que, dice su propietaria, el cardenal Francesco usaba para sus prácticas como alquimista. La obra se llama “Jupiter, Neptuno y Plutón” y una dimensión de casi tres metros.
Pero ese no es el único tesoro que se esconde detrás de los altos muros de Villa Aurora. Hay un telescopio donado por Galileo Galilei a los Ludovisi –familia política de la viuda–quienes compraron la propiedad en 1621. También frescos pintados por el barroco Guercino y paneles que llevan la firma de Paul Bril, Domenichino y Gian Battista Viola. También una escalera en espiral y una área superior de la casa es obra del arquitecto Carlo Maderno, responsable del diseño de la fachada de la basílica de San Pedro. Y además en una área de los jardines hay un escultura de Miguel Ángel. Como la propiedad es un espacio protegido por el ministerio de cultura, el estado italiano tiene la opción de convertirse en oferente –y comprarla– una vez que un privado haga una oferta concreta por Villa Aurora. De hecho, hace una semana más de treinta y cinco mil italianos firmaron una solicitada para que el gobierno pague por la propiedad y pase así al patrimonio cultural de Italia.
Antes de ser princesa, Rita también posó desnuda para Playboy
Si bien, se dice, los títulos nobiliarios italianos no cotizan como sus pares europeos dado muchas veces su origen dudoso, no dejan de ser decorativos incluso en un mundo donde las monarquías tienen una imagen más próxima a la decadencia que a la ejemplaridad. La viuda y cara visible de esta versión real de “Succession” se convirtió en “principessa” cuando se casó con el príncipe Nicolo en 2003.
Rita Carpenter nació en Texas en el seno de una familia rica que se dedicaba a la explotación petrolera. Estuvo casada John W. Jenrette, un legislador de Carolina del Sur (EE.UU) que terminó preso por un caso de soborno y conspiración. Separada, ella incursionó como actriz e incluso generó un escándalo en los años 80s al posar desnuda para Playboy con el título “La liberación de la esposa mujer del congresista”.
A comienzos de 2002, por amigos comunes, conoció en Nueva York al príncipe Nicolo. Ella había dejado la actuación y se dedicaba al rubro inmobiliario. Se casaron y Rita, ya princesa, enviudó en 2018. El matrimonio no vivió en Villa Aurora, de hecho, ella contó que alentó a su marido a restaurarla y así a partir de 2010 se abrió al público, incluso fue alojamiento para estudiantes de historia y para pequeños tours privados. Y hasta Madonna se alojó allí en una de sus giras europeas.