Los que están más contentos con Marc Stanley como embajador de Estados Unidos en Argentina son parte de la oposición. Con sus recientes comentarios críticos al gobierno, saben que tienen un aliado para hacer campaña. No sería la primera vez en la historia argentina que un gobierno norteamericano instale en el Palacio Bosch a embajador con perfil opositor; los ArgenLeaks completan esa escena.
Como lo fueron sus últimos tres antecesores en Argentina, Marc Stanley carece experiencia diplomática, pero eso para Estados Unidos no es un obstáculo para designar embajadores. Sí amalgama en su persona, cualidades que tuvieron Noah Mamet –diplomático del gestión Barack Obama–, y Edward Prado, el designado por Donald Trump. Marc Stanley es abogado como Prado y el conservador estado de Texas los tiene ciudadanos.Pero sobre todo, Stanley fue poderoso recaudador de fondos para la campaña presidencial de Joe Biden –también fue activo en las campañas pro Obama y pro Hillary Clinton– como lo fue Mamet para la de Obama. Y con éste además, parece deslumbrarse con figuras de Hollywood. El album de fotos de Marc Stanley acopia fotos con mediáticas Kim Kardashian o Reese Witherspoon, como con Joe Biden.
Después de las recientes críticas hechas por Marc Stanley a la gestión de Alberto Fernández, en distintas áreas de gobierno ya intuyen que la relación con Marc “Braden” Stanley requerirá mucho más que cintura diplomática. Y más que nunca, poca actividad tuitera de barricada de parte de ciertos funcionarios. Sobre todo cuando –como ya se su presupone–, reflote la cada vez más desdibujada imagen del fallecido Alberto Nisman.
Marc Stanley es un poderoso de Dallas, está casado y tiene tres hijos.
En ocasión de la confirmación de Marc Stanley como embajador en agosto último, en el Texas Jewish Post el periodista Jordan Rudner trazó un perfil de este abogado y como sería el escenario que le espera en Argentina. Y marcó los siguientes tópicos de su agenda: negociación argentina de la deuda que Mauricio Macri contrajo con el FMI; la relación de Argentina con China dado que ese país “invirtió mucho en los recursos minerales, la industria del gas natural y las exportaciones de soja”; la relación entre la comunidad judía y el gobierno que, para Rudner, “es compleja (…) el sentimiento varía también dentro de la comunidad judía, es un desafío continuo. Como embajador judío estadounidense, se espera que (Stanley) asuma una posición.”
En el caso de los 45 mil millones de dólares de deuda que dejó Mauricio Macri, Marc Stanley ya dejó en claro que no cuestiona la infracción que cometió el FMI al otorgarla. Y ante el Senado de Estados Unidos, que es quien deberá aprobar su nombramiento, dijo con una arrogancia más estilo Trump: “La deuda con el FMI, de 45 mil millones de dólares, es enorme. El problema, sin embargo, es que es responsabilidad de los líderes argentinos desarrollar un plan macro para devolverlos, y aún no lo han hecho”.
Los ArgenLeaks transparentaron cómo la embajada de Estados Unidos puede accionar en la política de un país.
En Texas Jewish Post, Jordan Rudner definió a Marc Stanley como “positivo, agresivo y activo”. Para The Times of Israel, Stanley es un “experto recaudador de fondos, miembro de la junta del Foro de Política de Israel, y un histórico líder entre los judíos de Partido Demócrata que participa activamente en la política de Texas y haciendo lobby para Israel (…) Y como embajador en Argentina,desempeñará un papel clave mientras el gobierno de Estados Unidos, junto con los grupos judíos estadounidenses, presionan a las autoridades argentinas por la investigación del ataque a la AMIA”. La CNN lo describió como uno de los dos embajadores sin expertise diplomático que sí fueron “principales donantes de la campaña presidencial de 2020”. El otro es Scott Miller, a quien Biden envió como embajador a Suiza junto con su marido, el multimillonario filántropo Tim Gill.
La historia de embajadores que Estados Unidos envió a la Argentina desde el regreso de la democracia en 1983 son un interesante catálogo. En especial desde Terence Todman quien llegó durante la presidencia de Carlos Menem y cerró su carrera diplomática en Buenos Aires para reconvertirse en un puesto privado más lucrativo: consultor en un grupo inversor que participó en compras de empresas en Argentina durante el menemismo. A Todman, le siguieron James “se me escapó la tortuga” Cheek, James Walsh y Lino Gutierres –de bajo perfil–, Earl Anthony Wayne –quizá el de los eventos más mediáticos–, Vilma Martínez, Noah Mamet –quien luego armó una consultora de negocios en Buenos Aires–, y Edward Prado. Con Marc Stanley, se preveé un diplomático al que algunos en Argentina le ofrecerán una relación al estilo Guido Di Tella en los ’90.