Con Atlanta, Donald Glover tomó de improviso al mundo de las series. Nadie se había visto venir que detrás del personaje Troy Barnes de Community había una original voz narrativa contemporánea. Esos dos Globos de Oro y el Emmy que se llevó en la temporada 2016-2017 por la serie sobre el derrotero de un grupo de raperos en Atlanta, que escribió y dirigió, lo posicionaron en la cima de una industria.
Porque eso no era todo, también estaba su álter ego, Childish Gambino, heterónimo que se suponía no utilizaría más y que al inicio de la pandemia reflotó por sorpresa, ofreciendo un cuarto disco: 3.15.20 y que contó con la colaboración de Ariana Grande, 21 Savage y Khadja Bonet.
Ahora Glover arremetió con fuerza. Swarm, su nueva obra, es una comedia dramática, que se estrenó hace unos días y que marcó para el debut como actriz de Billie Eilish. Se trata de una apuesta fuerte, ya que este es el primer papel de ficción de esta joven y famosa cantante. Claro que en sus videos la californiana nacida en 2001 siempre se caracterizó por poner el cuerpo y la cara, robándose las cámaras con la intensidad de su mirada. Pero una cosa es desplegar un histrionismo natural en videoclip de unos minutos, y otra cosa es interpretar lo que un papel demande en un universo dado.
Polifacético. Pero si hay algo a lo que no le teme Donald Glover es a la amplitud de gama de los artistas jóvenes, ya que él siempre fue eso: un artista tan músico como actor y tan intérprete como escritor. Con la escritura de Atlanta, obtuvo prestigio. Ahora, con Swarm, se mete con un fandom ficticio con algunos guiños que manipulan la interpretación y que permiten especular con que todo el asunto está inspirado en la intensa comunidad de fans que sigue a Beyoncé, autodenominados Beyhive, un neologismo compuesto por el nombre de la artista y la palabra “colmena” en inglés. Intenso hasta lo agresivo, a veces le mandan emojis de abeja a quienes van a ser cancelados o excluidos del fandom.