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CÓNCLAVE: LOS CARDENALES "PAPABLES"

El cardenal maltés Mario Grech, un mediador de paz que busca un "diálogo fraterno" entre católicos

Fue ordenado en 1984 y viajó a Roma para doctorarse en derecho canónico. A su regreso a Malta, sirvió en la catedral de Gozo y en el santuario mariano Ta' Pinu, antes de convertirse en párroco. El papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Gozo en 2005 y Francisco lo designó cardenal en 2020.

Mario Grech
Mario Grech | AFP

El cardenal maltés Mario Grech, que jugó un papel clave en los esfuerzos de Francisco para fortalecer a los católicos de a pie, es un mediador de paz y posible candidato de compromiso para el papado.

Grech, de 68 años, es secretario general del sínodo: lidera el organismo que recaba información de las iglesias locales sobre temas cruciales como el lugar de las mujeres en la Iglesia o el matrimonio de personas divorciadas, y se la transmite al papa.

Francisco lanzó una campaña sin precedentes en 2021, preguntando a los católicos de todo el mundo sobre qué debería cambiar en la Iglesia, y dos años después permitió que laicos y mujeres votaran en las asambleas de un sínodo junto a los obispos.

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Ambas acciones -intentar crear más corresponsabilidad en el gobierno de la Iglesia y hacerla relevante para los fieles de hoy en día- alarmaron a las corrientes más tradicionales, que defienden una jerarquía compuesta únicamente por varones miembros del clero.

Mario Grech

Como jefe del sínodo en 2020, Grech consiguió llevar a cabo un delicado ejercicio de equilibro, siguiendo el ejemplo de Francisco para crear una Iglesia abierta y atenta, y teniendo en cuenta al mismo tiempo las preocupaciones de los conservadores.

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"Entiendo a quienes tienen dudas o miedos o diferentes puntos de vista. Yo también tengo mis miedos", declaró en una entrevista en mayo de 2023 con la cadena de noticias católica EWTN. "Algunos podrían pensar que estamos en un camino que lleva a una suerte de democracia. La Iglesia no es una democracia, la Iglesia es jerárquica", señaló.

Asimismo, Grech aludió al "diálogo fraterno" entre católicos de todos los niveles como algo esencial para "ayudar a todas las asambleas -políticas, económicas, científicas- a convertirse en lugares de encuentro y no de confrontación".

Grech nació el 20 de febrero de 1957 en Qala, un pueblo de Gozo, la segunda isla más grande del diminuto archipiélago de Malta, en el Mediterráneo.

Fue ordenado en 1984 y viajó a Roma para doctorarse en derecho canónico. A su regreso a Malta, sirvió en la catedral de Gozo y en el santuario mariano Ta' Pinu, antes de convertirse en párroco. El papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Gozo en 2005 y Francisco lo designó cardenal en 2020.

"Vengo de una parroquia muy, muy pequeña, en una diócesis que es igual de pequeña, así que de alguna manera no entiendo por qué, desde la periferia de la iglesia, el papa me ha llamado", declaró a Vatican News en aquel entonces.

"Pero, por otro lado, puedo ver las pequeñas cosas que cuentan a ojos de Dios en los ojos del Santo Padre y en los ojos de la Iglesia", agregó.

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Al principio de su carrera, Grech defendía unas posiciones más conservadoras, pero con el tiempo fue haciéndose más progresista.

El cardenal advirtió que el catolicismo no puede reducirse a rezar en una iglesia sino que se debe poner en práctica en la vida diaria, ayudando a los demás, creando lazos con los vecinos y llevando una vida dedicada a servir. "La amplia comunidad de la iglesia está hecha de pequeñas iglesias que se reúnen en casas", dijo en 2010, en una entrevista con la revista Civilta Cattolica.

"Si no hay iglesia doméstica, la iglesia no tiene futuro", apuntó.

Grech ya había manifestado su afinidad con la orientación liberal de Francisco en 2017, cuando él y otro obispo maltés difundieron unas pautas pastorales ampliamente favorables a abrir la puerta a las personas divorciadas que se hubieran vuelto a casar.

En línea con la llamada de Francisco a hacer gala de más flexibilidad y compasión, este paso fue visto como un acto pionero por parte del ala más liberal de la Iglesia, pero despertó ampollas entre los conservadores.

Unas tensiones que también fueron palpables en el sínodo, sobre todo después de que el Vaticano difundiera en junio un documento que señalaba que católicos de a pie estaban pidiendo más apertura hacia la comunidad LGTBQ.

Grech restó importancia a las acusaciones de que está llevando a cabo una "toma del poder hostil" en la Iglesia y afirma que su departamento escuchó como debía a todo el mundo, incluyendo a quienes "no podían o no querían" hablar.

AFP / ds