“¿Qué otro país puede decir que tiene ‘la mano de Dios’?”, dice entre risas Glenn Lowry, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El encuentro es para hablar de arte, pero rápidamente muestra que también es un apasionado del fútbol. “Yo estuve en ese partido”, asegura, y recuerda el histórico gol de Maradona ante Inglaterra en el Mundial de 1986.
Lowry, la argentina Inés Katzenstein –primera mujer en ser nombrada curadora de arte latinoamericano en el MoMA (ver recuadro)– y Sarah Meister, curadora de fotografía, están de visita en Argentina para contar las novedades que le esperan al famoso museo. Actualmente está cerrado, pero reabrirá en octubre con una gran expansión que costó cerca de 450 millones de dólares y que permitirá mostrar más obras dentro del museo. Parte de estas serán de artistas latinoamericanos, y su organización estará a cargo de Inés. “¿Creen que nos permitirá reabrir sin artistas argentinos?”, bromea Lowry con el público antes de charlar con PERFIL.
—No es su primera vez en Argentina, pero imagino que cada viaje es especial...
—Amo Argentina en general, y Buenos Aires en particular. Tengo la fortuna de poder viajar bastante, pero esta ciudad me cautiva; es excitante y hermosa. Es siempre bueno poder visitarla, venir al Malba –donde se realizó la presentación– y reencontrarme con viejos amigos y artistas.
—A los argentinos nos gusta pensar que somos especiales y que eso nos da un extra frente a los demás. ¿Usted lo cree?
—Por supuesto. Pero también lo pienso, por ejemplo, de los brasileños. Creo que cada lugar tiene su cualidad única. En Argentina lo que sucede es que se puede sentir cierto espíritu y alegría por la vida. Hay aprecio por el tiempo, la buena comida, la música y sin olvidarse del fútbol, entre otras cosas.
—¿Le gusta el fútbol?
—¡Por supuesto que me gusta!
—¿Tiene un jugador favorito? No sé, Messi por ejemplo...
—¡A quién no le gusta Messi! ¿Es posible que a alguien no le guste? (risas).
—En Argentina a veces lo critican…
—Bueno, se puede criticar a Picasso también. Cuando sos así de bueno, siempre va a haber alguien que te critique.
—Pasando al arte, ¿cree que el público del MoMA tiene ganas de ver arte latino?
—Absolutamente. Hemos estado involucrados con América Latina desde la década de 1930. Este no es un nuevo momento para nosotros sino un momento de expansión. Creo que el arte latino es fantástico, y por supuesto que la gente se va a interesar porque las personas en general están interesadas en cosas que realmente sean poderosas, que tengan un significado, que sean interesantes, provocativas y buenas. Además, la población latinoamericana está creciendo tanto en Estados Unidos como en el mundo y obviamente van a estar interesados en el arte de su cultura. De todas formas, ese no es el motivo principal por el que estamos comprometidos con el arte latinoamericano, sino que hay muchos artistas muy buenos a través de las distintas disciplinas y culturas. Están produciendo arte realmente importante, y creemos que debe ser visto y disfrutado por la mayor cantidad de público posible.
—Con los dichos de Trump hacia América Latina, ¿cree que el MoMA también da un mensaje político?
—Antes que nada, la cultura en Estados Unidos existe por fuera del gobierno. A nivel federal no hay ni hubo apoyo financiero a la cultura. Las polémicas que se puedan originar a partir de nuestros líderes políticos raramente son paralelas a las polémicas de las instituciones culturales dentro del país, porque todas estamos financiadas de manera privada. Buscamos ideas independientes y diferentes sin importar qué piensa el gobierno o cuáles sean sus intereses. En ese sentido, es distinto que en Europa o quizás aquí en Argentina, donde muchas instituciones están financiadas por el Estado o por el gobierno nacional. En Estados Unidos no sucede. Desde nuestra perspectiva, cualquiera sea la postura de nuestro gobierno, es irrelevante a los intereses políticos que nosotros podamos tener.
—Igual, todo acto cultural es político...
—Sí, no soy naif. Todo lo que uno hace en última instancia es político, pero nuestro compromiso con lo que está sucediendo en América Latina es anterior a Trump y lo continuaremos sin importar los intereses de este gobierno. Nosotros estamos interesados, como institución privada, en aprender de nuestros colegas latinoamericanos y compartir ideas, proyectos y experiencias con ellos. Punto. Si alguien quiere leer eso como una declaración política, es lo que es. Pero no empezó como contraposición a este gobierno sino que lo hizo con una creencia profunda de que los artistas y las personas latinoamericanas tienen la capacidad de hacer un gran aporte a la vida cultural que todos vivimos.
—¿Tiene artistas argentinos favoritos?
—Es una pregunta muy difícil porque genera una problemática elegir. Hace mucho tiempo que me he interesado en el trabajo de León Ferrari (fallecido en 2013), hace algunos años tuvimos una gran colección suya en el museo con esculturas y dibujos, entre otros trabajos de él. Creo que es un gran y extraordinario artista cuyo impacto se extiende más allá de las fronteras de Argentina. Obviamente hay artistas más cercanos a mi generación por los cuales siento un interés particular, como Guillermo Kuitca. Con él hicimos un libro de arte muy hermoso que le encargamos hace unos cinco o seis años. Y de nuevo, Kuitca es un artista que trasciende las fronteras del país. Otro es Leandro Erlich, con quien hicimos un proyecto hace tres o cuatro años. Es demasiado grande para reducir a unos pocos nombres.
—¿Cuántas personas visitan el MoMA cada año?
—Hasta que cerramos en junio último teníamos un promedio de tres millones de personas al año.
—¿Y cuántos visitantes son latinoamericanos?
—No tengo ese dato, pero es una gran cantidad. Escucho gente hablando en español en el museo todo el tiempo. Hay tres dimensiones para eso: una gran cantidad de personas de Latinoamérica que nos visitan; mucha gente de España que también lo hace, y muchas personas nacidas en Estados Unidos que hablan español. Cuando juntas a todos, es una de las lenguas que más se escuchan en el museo. Y es por eso que todos estamos intentando aprender a hablar español lo más rápido posible (risas).
Una argentina en NYC
Inés Katzenstein es la primera directora del Instituto de Investigación “Patricia Phelps de Cisneros” para el Estudio del Arte de América Latina. En 2018 asumió su rol en el MoMA, y trabaja con sus colegas para reorganizar la colección y preparar una exposición que llevará el nombre Sur Moderno. “El artista argentino está muy bien representado en el MoMA. Creo que, con México y Brasil, numéricamente somos los que estamos más presentes”, señala a PERFIL. Para Inés, su puesto es un honor pero también una responsabilidad por lo que significa representar una región extensa y heterogénea como Latinoamérica. “Ojalá pueda aportar un punto de vista que se resiste a los estereotipos, porque creo que es una característica muy interesante y crítica de nuestra cultura”, cierra la curadora.