PROTAGONISTAS

El emotivo adiós al artista irreverente, León Ferrari

Logró ser uno de los más cotizados. Ayer lo enterraron.

Una de las nietas de Ferrari con la foto de Ariel, el hijo que la dictadura militar hizo desaparecer.
| Cedoc

Comenzó a pintar en 1946, su mamá era una profesora de cerámica y su papá fue arquitecto constructor de cúpulas de iglesias. Tuvo su primera muestra en Milán en 1955: estructuras de alambres entrelazados, tallas en madera y esculturas de cerámica. En 1962, su arte se volvió más conceptual y buscó correr el límite siempre un poco más de lo establecido. Pero pese a haberse dedicado toda la vida al arte, y moverse por los reductos más prestigiosos de ese mundillo, fue recién a sus 80 años cuando le llegó la popularidad.

Se trata del artista plástico León Ferrari, quien falleció el jueves 25 a sus 92 años, y que estuvo en el centro de la escena mediática a partir de un cruce con el entonces cardenal Bergoglio, hoy papa Francisco. En aquel diciembre de 2003, la exhibición retrospectiva exhibida en el Centro Cultural Recoleta, cuyas obras combinaban símbolos religiosos con imágenes eróticas, mientras que cristos, vírgenes y santos ardían en una representación sobre el infierno, fue el disparador. La polémica expo fue atacada por sectores del catolicismo que, incluso, llegaron a destruir una de las obras exhibidas. Fue censurada y clausurada por la Justicia y finalmente reabierta por el fallo de un tribunal superior. Entre las obras que se exponían figuraba una realizada en 1965, se trataba de un avión de juguete de los utilizados por las fuerzas armadas norteamericanas para bombardear Vietnam sobre el que yacía un Cristo de santería crucificado. Esa pieza era una crítica al cristianismo, tal cual su autor lo explicó.

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En ese contexto, el entonces arzobispo porteño Jorge Bergoglio fue uno de los más críticos con la exposición y escribió una carta abierta en la que habló de "la blasfemia" (ver recuadro). También le pidió al entonces jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, que no facilitara instalaciones y recursos para la muestra. En esa misma línea, en la Iglesia del Pilar y en el mismo Centro Cultural Recoleta hubo misas de desagravio. También, otros firmaron una solicitada que sostenían el derecho a expresarse del artista. Y se hizo un abrazo simbólico con artistas como Cristina Banegas, y Leonor Manso. Fue cuando desde el escenario, Ferrari le agradeció al entonces arzobispo Jorge Bergoglio “porque logró que la muestra fuera todo un éxito”. Para entonces, entre idas y vueltas, la obra había sido visitada por 70 mil espectadores que tuvieron que hacer largas filas para ingresar. Pocas veces en la historia argentina una muestra de arte suscitó tantas pasiones encontradas.

Su obra se constituyó sobre la base de la crítica al catolicismo y desde el más puro conocimiento. Había leído la Biblia y observado el arte europeo-cristiano, pensaba que el cristianismo promovía el castigo a quienes no reconocen a Jesús como un Dios y por extensión al diferente. “Jesús es el principal ideólogo de la violencia en Occidente, el artífice intelectual de la Inquisición, de la Conquista, y la persecución de los homosexuales”, decía. “El castigo al diferente, recorre nuestra historia (...) Las figuras que se venden en las santerías no son las de los verdaderos Jesús y la Virgen; sólo representan a los personajes que describen los creadores del cristianismo. Del mismo Evangelio se deduce que una persona con ideas socialistas, preocupado por los pobres, y que nos aconseja amar a nuestro prójimo, como dice era Jesús, no puede amenazar a ese prójimo con la tortura”, declaró el artista.

La dictadura militar y la desaparición de su hijo Ariel, lo llevaron al exilio en Brasil. Luego, vino el regreso en democracia; finalmente, la gloria y la consagración.
Ayer familiares y amigos despidieron sus restos en el panteón familiar en Chacarita.