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El príncipe Harry revela que su hermano decía que Meghan Markle era “grosera”

Por un error editorial, la biografía del príncipe Harry salió antes de tiempo. Es decir, fue un amargo regalo de Reyes para toda la corona británica y deleite para los medios de Inglaterra, que ya no necesitan nuevos capítulos de “The Crown” para entretenerse. En “En la sombra”, el hijo menor de Lady Di sorprende al apuntar contra su propio hermano y relatar cómo se peleó con él al escucharlo repetir las mismas acusaciones que la prensa sensacionalista le hacía a Meghan Markle. También contó su versión de una foto que recorrió el mundo en la que él asiste a una fiesta de disfraces vestido como un oficial nazi.

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Sorpresa. Hasta la publicación de la autobiografía, se suponía que lo único sólido de su vínculo con la corona era la relación entre Harry y William, su único hermano y futuro heredero al trono británico. | afp

La regla tiene siglos y es clara: el primogénito de quien detenta la corona es el heredero del poder, la fortuna y los títulos; el segundo hijo es un “repuesto”. Con ese término, spare( en inglés), decidió Harry titular sus memorias; en castellano se eligió En la sombra. Estas fueron escritas por J.R. Moehringer, periodista ganador del Pulitzer de Periodismo en 2000, responsable de Open, la famosa autobiografía de Andre Agassi. 

El libro saldrá a la venta este martes, pero algunas librerías de España, por error, ya lo tenían en sus bateas. Sí, salió antes en castellano. “Probablemente la equivocación se deba a toda la cuestión del Día de Reyes, el depósito a tope y el intenso movimiento producto de la alta demanda por estas festividades”, aseveraron fuentes de la casa editorial Penguin Random House.

Más allá de esta situación, fuera de la fecha prevista de publicación, el libro de Harry se suponía sumaría una nueva fricción entre él y su familia. 

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Contra todos. Son varios los conflictivos núcleos narrativos de En la sombra y, si se quisiera encontrar un denominador común, quizás el más atinado sea el enojo de Harry hacia determinados mecanismos que lo dejaron relegado a una categoría accesoria. Ese resentimiento se manifiesta en varios de los hitos que ligan su historia: su vida en la realeza, su participación en el ejército británico, el vínculo con sus padres y su hermano William, y su relación con Meghan, que derivó en su alejamiento geográfico de la familia.

La monarquía británica es un linaje de privilegiados, las tramas y subtramas de la “firma” –como se conoce a la familia real– constituyen una historia cuando menos intrigante, como lo demostró la serie The Crown. Y hay algunos hitos que, ya sea por la rosca mediática o porque despertaron un interés genuino en el público, son muy recordados. Como la vez que el medio amarillista británico The Sun publicó una foto del joven Harry, que en aquel entonces tenía 20 años, disfrazado de nazi. Una imagen que recorrió el mundo y sirvió para alimentar la imagen díscola del príncipe, de quien por ese entonces circulaban varias anécdotas que lo retrataban como un muchacho problemático, fiestero y con adicciones. En el libro, Harry cuenta su verdad, alegando que en aquel entonces William y su mujer, Kate Middleton celebraron la decisión, manifestando que les parecía muy gracioso. “Llamé a Willy y Kate, les pregunté qué pensaban”, cuenta recalcando que cuando les mostró el disfraz “estallaron de risa”. Su hermano y su cuñada habrían avalado ese outfit de un entonces inseguro joven, muy pendiente de la mirada y la aceptación de su familia.

Por amor a Meghan. Esta aclaración sirve de muestra para entender la tensa relación entre los hijos de Lady Di, unidos por el deber de servir a la corona y por el dolor de la prematura pérdida de su madre, y el posterior duelo que les exigió lo de siempre: serenidad, templanza y buena cara. 

Pero el resentimiento de Harry, cargado de un dolor que fue procesado ante los ojos de la prensa, hoy cobra la forma de denuncia. Y si la serie documental Meghan y Harry aborda la cuestión más general, entendiendo que la pareja forma parte de un andamiaje enorme, del que ellos son una tuerca ruidosa pero prescindible, el libro En la sombra se encarga de focalizar los conflictos más personales. Tal es el caso de una acalorada discusión que tuvo Harry con su hermano el día de su boda con Meghan. Harry afirma que William tildó a Meghan de “grosera” y “difícil”, suscribiendo a los calificativos de la prensa sensacionalista británica. El tono de la discusión fue aumentando progresivamente hasta que William lo agarró del cuello y lo volteó. Es posible presumir que, por esos días de celebración nacional, algo ya se había roto, aunque la persecución y el hostigamiento hacia la figura de Meghan, y por añadidura a Harry, recién empezaban. Y ese acoso y confrontación que se daba por parte de los medios británicos hacia ellos también estaba sucediendo puertas adentro del palacio.

No son humanos. Otra de las confesiones que hace Harry en sus memorias es el asesinato de 25 talibanes, mientras él ejercía como piloto de helicóptero durante la Guerra de Afganistán. El duque de Sussex reconoce allí que no veía a los talibanes como personas sino como piezas de ajedrez, según recapitula el diario The Telegraph. 

También en sus memorias, el hijo menor de Lady Di comenta que consumió drogas, algo que seguramente no causa sorpresa alguna dado que en el círculo en que él y jóvenes de su entorno se movían tampoco era un hecho inusual. Pero “la imagen” que se espera de un príncipe es que pueda resistir ese tipo de tentaciones. 

Una más y van... Tanto el libro como la serie documental de Netflix son dos contenidos que pisan fuerte por el contexto: luego de la ruptura de la pareja con la corona británica y su consiguiente traslado a Estados Unidos como lugar de residencia permanente, seguida de la muerte de la reina Isabel II, movieron algunos cimientos de esa monarquía. Pero con tantos siglos a cuestas, la zozobra seguramente no pasará de eso. Con este nuevo capítulo en su camino de distaciamiento de la corona, Harry, lejos del silencio y la cautela, contraataca afianzando su interpretación de la monarquía, fundamentando con sus vivencias íntimas y volviendo a poner en primer lugar a la familia que decidió formar lejos de la que lo vio nacer. Si cuando Lady Di se separó de Carlos, ella vivió el cuestionamiento y la persecución mediática, Harry ya dejó en claro que no está dispuesto a que él, y sobre todo Meghan Markle, pase por lo mismo.

Si la familia real no tiene para toda la sociedad británica un mismo significado, sí está de alguna manera ligada a toda ella. Una importante fracción de esa sociedad se identifica con ese grupo humano mediatizado, cuya unidad y entereza contiene un significado fuerte, que se articula con su idiosincrasia y, de alguna manera, la completa. Esa fuerte relación con la familia real es la que también exige un comportamiento que se ajuste a un canon determinado: templanza, respeto, fidelidad, responsabilidad. Son estrechos, a su vez, los intersticios por los que puede filtrarse una conducta “rebelde” o incluso una personalidad díscola sin llegar, por cierto, a tolerar conductas punibles como las del príncipe Andrés. 

En el documental de Netflix, Harry confiesa que su madre le recomendaba: “Si te metés en problemas, que no te descubran”. Evocándola con algunos detalles tomados por las cámaras que la seguían cotidianamente, llegaron a captar, Harry rememora, su sonrisa atrevida, y dice sentirse identificado con ella. Mientras las revelaciones que Harry hace en sus memorias siguen ocupando las tapas de casi todos los diarios de Inglaterra, a los que se suman análisis de todo tipo, la Casa Real británica no emitió comunicado alguno al respecto y hasta su hermano William se mantiene en silencio.