El diccionario de la Real Academia Española define “farsa” como una “obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico”; también, como “una acción realizada para fingir o aparentar”. Y en la presentación de Bailando por un sueño 2023, ya dio un breve anticipo que una de las “farsas” que estrenará en nueva emisora, el ciclo emblema de Marcelo Tinelli.
Nunca como antes, la presentación oficial de los participantes y del jurado se montó con una proximidad con todos ellos como la que organizó la emisora en la que desembarcó el conductor, en el Hipódromo de Palermo. Medios de todo tipo, se movieron entre el gran anfitrión –Tinelli– y su seleccionado de figuras con una soltura que da cuenta de un cambio. En los años precedentes esta situación era a puertas cerradas, y los medios se ubicaban tras un vallado mientras los convocados para el certamen accedían al lugar elegido para la foto oficial.
Show. En esa convocatoria masiva, todas las figuras que disputaran el certamen hablaron con cuanto micrófono y cámara se le ponía delante, y en medio de todo eso se actuó la primera farsa a cargo de un Marcelo Tinelli –con cabellera copito de nieve)–, y Coqui Ramírez, una cantante cordobesa bella y simpática, que es literalmente, una creación del conductor.
Tinelli y Coki iniciaron un beboteo al que los hilos se le veían fácilmente, pero como estipuló siempre Moria Casán, “no hay que olvidar que esto (el Bailando) es un show”. El remate para conseguir la foto que condense la farsa: ella le da una frutilla en la boca a Tinelli. El resto, fue simple. Ella está soltera, él está soltero, hubo un histeriqueo precedente que no pasó de eso, pero ahora, sobre todo, hay un show que necesita prensa. Y qué mejor que la ilusión de un romance entre Tinelli y Coki.
