Trabajan juntos, pero sólo se cruzan a la medianoche en la pantalla de En síntesis, por El Trece. Fuera de lo laboral apenas comparten salidas. Y desde hace un tiempo protagonizan informes de otros programas de tevé bajo títulos como “Tensión entre periodistas” y “Fuerte cruce en medio del programa”.
Sin embargo, Mario Massaccesi y Juan Manuel “Rifle” Varela se conocen desde 2001 y mantienen una excelente relación. Tanto que no necesitan ni hablarse, una mirada sobra para entenderse. Y juntos conforman una dupla explosiva que hace que el noticiero gane la franja horaria.
—¿Qué hay de cierto de la pelea entre ustedes?
VARELA: Desde que entré al canal, en 2001, me llevo bien con Mario. Tal vez no podemos decir que somos amigos, pero tenemos una confianza, un cariño y una identificación del cien por ciento. Siempre observé cómo trabajaba. Pero no el delante, sino el detrás de cámara: el venir el finde, pedir los crudos y verlos para corregirse. Tenemos muchas historias juntos. Mario es la persona más generosa que conozco.
MASSACCESI: Un día se apareció con una remera, ojotas y un collar colgado del hombro hacia la cintura que le atravesaba medio cuerpo y un jefe lo vio y lo retó. Y Rifle lo agarró del hombro y le dijo: “No entendés nada”. Y yo, que siempre fui formalito, ordenado, protocolar y me fijo mucho en la mirada ajena, ese día me di cuenta que lo tenía que observar a este pibe. Entendí qué me faltaba a mí: desparpajo. Así que lo felicité.
—¿Entonces?
V: Y un día sin planearlo surgió un ida y vuelta de contestaciones, las mismas que tenemos fuera de cámara, que para nosotros son un juego. Y se generaron todo tipo de especulaciones. El primer cruce fue el año pasado y al día siguiente Mario me dijo: “¡Cómo la rompimos!”.
M: Yo sé lo que a él lo enoja y se lo hago adrede porque me divierte. ¡Pega unos gritos! Todos se matan de risa.
—¿En la previa?
M: Claro, porque si salen al aire al día siguiente somos tapa de todos los diarios. Pero está bueno porque nosotros entramos al estudio a las 12 de la noche, están todos cansados, y esta relación sin filtro sirve para despabilar y descontracturar la previa. Y después colamos algo a la pantalla.
V: Lo que se generó es algo diferente que no se da en ningún noticiero.
—¿Lo planifican?
V: Surge espontáneamente. Si lo guionáramos, no funcionaría.
M: También depende mucho del rating. Si nos estamos cayendo, las noticias son la prioridad, queremos que la gente se informe.
—¿Da rating?
V: No sé. Pero la gente lo compró y tengo ejemplos. Uno es Sergio Hendler, que es como un hermano para mí. Un día me paró en el pasillo y me preguntó si me había enojado. Y otro, mi mamá: fui a Lanús y me dijo que estaba preocupada por cómo me llevaba con Mario. Ahí me di cuenta que eso que generábamos “era algo”.
M: La gente se divierte, se identifica con uno u otro, y toma partido. En la calle nos piden que no tratemos mal al otro.
—¿Nunca se enojaron?
V: Para mí no es una confrontación, es un recreo.
M: Y funciona porque nos conocemos mucho y no somos ni inseguros ni sensibles.
—¿Imaginaban las repercusión que lograron?
V: No, vimos los informes, y nos reímos. Es imposible que esta relación se quiebre. Nos podemos doblar, pero no quebrar.
—¿En qué cosas se consultan?
M: De trabajo no mucho. Pero si viene un consejo, viene solo y de buena leche.
V: En la ropa. Aunque competimos. Somos muy pilcheros. Si yo me compro algo, voy y se lo refriego; él hace lo mismo. Sale de vestuario y desde detrás del vidrio de la oficina me hace gestos canchereando. Igual la vanguardia es mía. Acá no hay problemas de cartel. Gracias a mí, él empezó a salir en la Jaula de la moda (N. de la R.: programa de moda dedicado a la crítica de vestuarios de la farándula).
—¿Y en la música?
V: No hay chances. No hay coincidencia.
M: A mí me gustan Los Manseros Santiagueños, pero no me dan bolilla.
V: ¡No! (grita entre risas) Así nunca vas a subir el rating de En síntesis.