La diferencia de edad en una relación amorosa es un detalle que aún se señala con cierto desdén. En especial si quien ostenta más años en la pareja, es un hombre con fama, cierto poder y fortuna que elige unirse a una mujer joven.
Eso le sucedió, por ejemplo, en España al escritor Camilo José Cela cuando a los 75 años se casó con su secretaria y posterior viuda Marina Castaña, quien por entonces tenía 35. También en aquel país –y en Argentina también – el año pasado generó un escándalo familiar la intención del ex futbolista argentino Alfredo Di Stefano de, alos 86 año, convertir en legal la relación que mantenía con su secretaria Gina González, de 36. Otro que formó parte de este grupo fue el polémico y cuestionado multimillonario de los medios, Ruppert Murdoch cuando a los 68 años y tras un oneroso y complicado divorcio, se casó con la china Wendi Deng de 31, de quien se separó de igual manera en 2013. En Argentina, Franco Macri se sumó a esta tendencia cuando a los 70 años eligió como pareja a Nuria Quintela, de poco más de veinte años con quien, según dijo en varios reportajes recientes, nunca tuvo sexo con ella.
Es ahora y en el vecino país de Brasil, Fernando Henrique Cardoso quien pasa a integrar este seleccionado. El pasado 29 de enero y después de casi tres años de discreta relación, el hombre que ocupó durante dos mandatos consecutivos el sillón máximo del Planalto, se casó a los 82 años con Patricia Kundrát, de 36.
Sobria y discreta. Ella fue la secretaria ejecutiva de la Fundación e Instituto Fernando Henrique Cardoso, institución que el político inauguró en 2004. Y allí se conocieron. Los amigos de la pareja señalan 2011 como el año en que la relación pasó de ser solamente profesional a estrictamente personal. Son ellos también quienes dicen que Patricia es dedicada, celosa, con carácter y sobre todo discreta. Públicamente se dedica a temas sociales como el problema de la droga pero evita siempre hacer pública su posición política. Esta actitud así como la manera en que transitó la relación con Cardoso explica por qué los amigos de la pareja destacan como cualidad natural su discreción.
Aquel miércoles 29 de enero, solamente dos abogados y un escribano estuvieron en la casa del ex presidente para sellar ante la ley la unión civil con su ex secretaria. El casamiento tuvo la aprobación de los hijos de Cardoso. Los amigos de la pareja, incluso los más íntimos, recién se enteraron de la boda después de realizada pero no se sorprendieron porque así se manejaron siempre los dos con respecto a la relación. Para ellos, la diferencia de edad es apenas un detalle en esta pareja que consideran “absolutamente moderna”.
Aunque Fernando y Patricia habitan en el mismo barrio de San Pablo –el coqueto Higienópolis–, no conviven y por el momento no tienen pensado hacerlo. Sí se ven todos los días, salen a cenar al menos una vez por semana y siempre que pueden viajan juntos a Río de Janeiro, donde él político hace poco compró un departamento, o a Europa.
A pesar de vivir separados, los amigos de la pareja reconocen que ella impuso su presencia en el quehacer cotidiano de Cardoso: se encarga personalmente de todas las compras que se hacen en su departamento, maneja su agenda médica, controla que haga gimnasia tres veces por semana y también su alimentación. Incluso, según relató al semanario brasileño Istoé un amigo con quien el ex presidente suele jugar al poker, hubo veces que ella le ha llamado la anteción en algunas reuniones porque él se estaba excediendo con la comida o la bebida