Fue un verano raro este de 2020 en Punta del Este. Es que aunque el almanaque señale que finalizará el 21 de marzo, el verano esteño ya terminó. Hay un cumpleaños el viernes que se mediatizará, otro más, en febrero, que quizá también, pero los eventos principales terminaron. Y ese “chancho volador” fue la cereza del postre. Desde un helicóptero Pacha Cantón arroja un cerdo a la piscina de la casa que alquila su amigo Federico Alvarez Castillo en José Ignacio, que después sería compartido en un asado en esa propiedad. El video viralizado https://bit.ly/35YP0J4 y un escándalo que en pocas horas salpicó a empresarios, marcas, removiendo varios archivos oscuros de sus protagonistas.
Nombre asociado a escenarios de lujo, buen gusto, autos de colección o de alta gama, polo... quince segundos de un video bastaron para sacudir esos pilares que Alvarez Castillo construyó hace casi tres décadas. Se sumó al sacudón una explicación demorada que un asesor de crisis de empresas con cierto expertise hubiera acelerado al advertir el rebote que el video en cuestión generaba a las pocas horas de hacerse público. Y también hubiera corregido un comunicado que evitara la autoproclamación de Alvarez Castillo y de su mujer como víctimas.
“Quiero repudiar este hecho de vandalismo del cual fuimos víctimas mi familia y yo, y aclarar que al momento del hecho nos encontrábamos dentro del hogar cuando sentimos un fuerte ruido en el jardín (…) Repudiamos este tipo de acciones y estamos trabajando para que se esclarezca de inmediato esta situación”, dice el texto ambos firmaron.
¿Víctimas? ¿Hecho de vandalismo? ¿Esclarecer la situación? El dueño del helicóptero es un amigo de ambos, es decir, del dueño de Etiqueta Negra y de su mujer. El chancho lo tiró ese mismo amigo, Pacha Cantón, con quien días antes los Alvarez Castillo y la ex modelo habían compartido un almuerzo en Finca Narbona, emprendimiento inmobiliario propiedad de Cantón en Punta del Este. Incluso ese día éste último les muestra, para que lo fotografien, cómo se hacen perfectas hamburguesas caseras con una máquina de diseño italiano. Y si de esclarecer se trata: un llamado de teléfono bastaba. “Victimas y victimarios” se conocen desde hace mucho tiempo. Como sea, al caer en la piscina el chancho, no salpicó agua, también barro... Y salieron a la luz en notas extendidas en portales de todos los medios, datos oscuros de los dos empresarios. Es decir de la “victíma” y de su amigo o, como él lo llama, el “victimario”.