“Siempre supe que no quería darle la teta a mi hija, me daba mucha impresión”; “No hay nada más estereotipado que la relación madres e hijos”, son algunas de las pocas frases que alguna vez en alguna entrevista perdida deslizó, y que exhiben cómo su vida está despojada de los prejuicios sociales y llevada adelante con libertad y desenfado. El mismo desenfado que aplica a su vida amorosa. Es que a apenas cuatro meses de haber comenzado una relación nueva, Florencia Kirchner volvió a separarse.
Al igual que con Camilo Vaca Narvaja (padre de su hija Helena, de un año y cuatro meses), su romance con Emiliano Dau fue tan intenso como breve. Apenas duró meses. En septiembre, el joven respondió a este diario acerca de su romance con la hija de la ex presidenta con un escueto “Sí, nos estamos conociendo”. Entonces, según lo que Perfil averiguó, la pareja estaba muy contenta. “La conocí hace un par de meses por un compañero en común de la agrupación”, aportaba entonces, sin ganas de hablar. Pero sin ánimo de esconderse tampoco. No obstante, ya no se los ve salir juntos, ni van a la peña La Pingüinera, donde se los solía ver. Hoy Flor y Emiliano ya no comparten su día a día. El joven en cuestión tiene 25 años, uno menos que Flor, y es hijo del juez de garantías de La Matanza Marcelo Dau y de la contadora Beatriz Masnatta. Milita en una de las agrupaciones más kirchneristas: Descamisados. Y en su Twitter se define como “Bostero y peronista”. Y suma: “Justicialismo-riquelbianchista. Mate, siesta, truco, cumbia y asado”. Aunque ya no hay nuevas fotos de paisajes patagónicos.
Por su parte, Florencia sigue haciendo su programa radial en Radio Madres y cuidando a Helena, quien pasa los fines de semana con su papá, con quien, al igual que el año pasado, Florencia compartirá una estadía en el sur cuando vayan de vacaciones a visitar a Cristina juntos para que la nena no extrañe a ninguno de sus progenitores. Aunque lejos están de la reconciliación, ya que Camilo está cerca de probar convivencia con su novia Clara.