Jugaba con la pequeña Antonia cuando una caída le provocó una fractura de costilla que puso en riesgo su presencia en el Foro Económico Mundial de Davos. Y cuando todos los pronósticos decían que el reposo era la única salida, el especialista en tórax Hugo Esteva dio el permiso para que Mauricio Macri viaje y enfrente las 28 reuniones en tres días. Fue su autorización la que hizo posible que él cumpliera con su rol. Así fue que Esteva, se convirtió en el elegido para cuidar la salud presidencial durante el viaje.
De bajo perfil, el médico no se dejó ver en Davos. Ni siquiera cuando partieron. Lejos de entrar directamente por la pista del aeropuerto, Esteva hizo la fila, despachó sus valijas, mostró ante el mostrador de la aerolínea su permiso para subir al avión una caja de instrumental médico y de-sapareció tras la puerta para abordar. Mientras, Macri era seguido y fotografiado. Precavido Esteva decidió infiltrarlo antes de emprender el viaje. Y durante toda la estadía en el exterior, el especialista se mantuvo atento a los dolores que pudiera sentir el mandatario. De hecho, el miércoles, fue el día más tenso luego de las muchas reuniones, Macri comenzó a sentir un puntazo en su costilla. Pero no fue más que eso.
El médico conoció a Macri en 2013. Se lo presentó el actual ministro de Salud, Jorge Lemus. Ese año compartieron un acto en el que el especialista en cirugía fue nombrado “Maestro de la Medicina” por la Academia Nacional de Medicina. Pero según pudo averiguar este diario, no tuvieron más relación que ésa. Hasta hace unas semanas cuando desde Presidencia lo contactaron.
Perfil. Con 71 años, Esteva es considerado una eminencia, tiene una larga lista de premios y dio conferencias en Estados Unidos y Francia, aunque no por eso abandonó su bajo perfil. Es de familia entrerriana pero nació en la capital, frente a la Plaza Lavalle, e hizo el secundario en el Nacional Buenos Aires. Luego cursó medicina en la UBA. En la actualidad vive en Bella Vista y todos los domingos suele ir al Club Regatas a jugar al fútbol; es fanático de Boca. Además, suele participar de actividades del municipio donde trabaja uno de sus hijos, Maximiliano. El joven es profesor de educación física y se desenvuelve en la Secretaria de Deportes y en mayo de 2015 organizó una caminata solidaria de 3 KM por la comunidad donante. Y Hugo fue el primero en aceptar el compromiso de asistir para recibir un reconocimiento como médico. De hecho, fue quien hizo el primer trasplante de pulmones en un hospital público.
En esa carrera estuvo también la esposa de Jorge Lanata, Sara Stewart Brown. Hugo tiene además de Maxi, otros seis hijos. María, la mayor, vive en Estados Unidos y es bibliotecaria. Le sigue Matías, un ingeniero agrónomo que vive en Córdoba. Ana es la tercera; luego están Maxi, y los más chicos: Alejo y Beltrán. Todos son hijos del primer matrimonio. Hugo se casó joven y enviudó joven. “En Bella Vista es común tener muchos hijos”, cuenta risueño un conocido y agrega: “¡Y 14 nietos!”. Razón por la cual quizás lo describen como un “hombre jovial” además de “excelente persona y muy culto. Le gusta leer mucho, sobre todo historia. También dibuja con tinta china y escribe cuentos de vez en cuando. Y, remarcan, es un hombre de fácil conversación”. Y sobre todo, dicen, le encanta el invierno. Lo que seguro hizo que se sintiera muy cómodo estos días en Davos.