La hija mayor del presidente Donald Trump, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, mantienen sus inversiones en el sector inmobiliario y sus negocios, que les reportan cifras importantes en millones de dólares, mientras ocupan cargos gubernamentales, según documentos difundidos por la Casa Blanca.
Desde que Trump ganó las elecciones en noviembre, su vasto imperio financiero fue examinado con lupa por expertos en ética y periodistas que estiman que plantea graves problemas de conflictos de interés y numerosos interrogantes sobre la ausencia de una frontera clara entre sus negocios –y los de su familia– y su rol como mandatario.
Los documentos que se hicieron públicos el viernes último muestran que Ivanka y su esposo, ambos asesores oficiales del presidente, siguen percibiendo ingresos de sus activos, que ascienden a entre 240 y 740 millones de dólares.
Ivanka, que hace algunos días anunció que sería asesora honoraria de su padre, conservará su parte –que estiman en entre 5 y 25 millones de dólares– en el Trump International Hotel, ubicado a pocas cuadras de la Casa Blanca. Entre enero de 2016 y marzo de este año, esa parte le supuso un beneficio de entre uno y cinco millones de dólares, según los documentos. Varios observadores que siguen de cerca este delicado mecanismo, que por momentos parece rozar lo público con lo privado, mostraron preocupación por la posibilidad de que grupos financieros de peso o gobiernos extranjeros se instalen en el lujoso hotel de Washington con la intención de obtener un tratamiento especial o incluso algún beneficio de la actual gestión.
Jared Kushner fue designado recientemente por su suegro para dirigir una oficina de la Casa Blanca encargada de hacer uso de las ideas que circulan en el mundo empresarial para reducir gastos del gobierno, según informó The Washington Post, el diario que se convirtió en uno de los medios norteamericanos que tienen la lupa puesta sobre Trump.
Kushner, de 36 años, es uno de los principales asesores de su suegro y tiene mucha influencia en los temas internos e internacionales. Y como a Ivanka, se lo ve ya desde el inicio de la gestión Trump ubicado en reuniones importantes sentado muy cerca del mandatario. Y en los círculos de poder, dónde se ubica cada invitado a una mesa de negociación define qué grado de peso tiene en referencia al más poderoso.
Jamie Gorelick, abogada de la pareja, declaró a la agencia AP que consideran que su imperio inmobiliario no representa ningún conflicto legal que los obligue a ponerlo en venta. Aseguró que “el resto de los conflictos, en términos prácticos, son escasos y manejables”, y que la decisión fue consultada con la Oficina de Etica Gubernamental.
Dividendos. El marido de Ivanka abandonó muchos cargos de alto nivel en más de 200 entidades vinculadas al imperio inmobiliario de su propia familia, según los documentos hechos públicos por la Casa Blanca, pero eso no le impide continuar recibiendo beneficios de numerosos holdings con sello Kushner.
Billones. La mencionada documentación describe asimismo los haberes de Gary Cohn, el ex presidente del banco Goldman Sachs, quien dirige el Consejo Nacional de Economía (NEC), y de Steve Bannon, el asesor estratégico de Trump. El primero posee entre 253 y 611 millones de dólares, y registró un ingreso de 77 millones de dólares en 2016.
En el caso de Bannon, los haberes más importantes corresponden a su firma privada de consultoría, valorada –de manera amplia– entre 5 y 25 millones de dólares. Este asesor declaró haber recibido 191 mil dólares como consultor del sitio de informaciones pro-Trump Breitbart News que dirigía antes, y más de 125 mil dólares por haber trabajado en Cambridge Analytica, la firma de datos que trabajó para la campaña presidencial de Trump.
La presente administración gubernamental es considerada una de las más ricas de toda la historia de los Estados Unidos. Según los cálculos que realizó la agencia Bloomberg, las fortunas acumuladas de sus ministros y altos funcionarios de Trump ascienden a unos 12 mil millones de dólares.