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Mexico misterioso

Jagger y su hijo Lucas se entregaron a la limpieza profunda de un chamán

Cerca de las ruinas de Teotihuacán, Mick y Lucas Jagger pedían un blanqueo para sus almas.

Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts
Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts | Web

Cerrando el arco de fervor que alcanzó la gira sudamericana de los Stones, la banda recaló en México para dar un concierto en Monterrey. Mientras el resto del grupo descansaba, Mick Jagger reponía el tiempo que no puede darle en general a su último hijo, Lucas. El niño, de seis años, había sido invitado especial en el concierto que dio la banda ante más de un millón de personas en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, junto a su madre, la modelo y conductora de televisión brasileña Luciana Jiménez. Por eso, el padre del rock and roll decidió llevar a Lucas a México y allí fue descubierto mientras pagaba por los servicios de un chamán, cerca de las ruinas de Teotihuacán. Jagger pedía una limpieza profunda de su alma y la de su hijo. Tal vez por los malos entendidos que se generaron con la madre desde que ella anunció públicamente su embarazo, tal vez para apaciguar alguna desavenencia amorosa con su nueva novia, “la domadora de leones” L’Wren Scott, tal vez para acallar el despecho que todavía sufre la que fue su mujer durante 20 años, la rubia Jerry Hall. Nadie puede adivinar cuáles fueron los sentimientos que llevaron a Jagger a pedir los servicios del chamán. Pero cualquiera puede suponer que no han sido problemas de dinero.

El otro lado. Según cuenta el periódico Daily Mail, su gira latinoamericana le reportará 400 milllones de dólares que se sumarán a su fortuna. Dinero que deberá repartir en la preparación de sus siete hijos. Por lo pronto, el líder de los Rolling Stones asistió a una de las reuniones de padres de familia del colegio bilingüe Saint Paul, donde estudia Lucas en San Pablo. Incluso, mientras el resto de la banda aterrizaba en Buenos Aires, Jagger prolongaba su estadía en Brasil para pasar un rato más con el menor de sus hijos.

Pero el tiempo no era suficiente. Entonces, Jagger decidió que Lucas estuviera con él en México. En el recital de despedida que dieron los Rolling Stones en Monterrey, se repitió la escena. 30.000 personas de todas las edades enloquecieron con la banda y encendieron las pantallas de sus celulares para acompañar las baladas que desde hace más de 30 años tararean todos los fans. A Bigger Band llegó a su fin con el tema “Satisfaction” y una lluvia de fuegos artificiales. Cuando la leyenda del rock and roll se bajó del escenario, lo esperaban responsabilidades y deberes que cumplir. Allí estaba la mirada conmocionada de su hijo más chico. Allí estaba un poco del Brasil. Allí estaba el último eslabón de la dinastía Jagger.

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