Desde que contrajeron matrimonio, el pasado 14 de febrero, Mercedes suele hacer el mismo chiste: “Estamos casados pero el que tiene tatuado al otro soy yo”. Se lo dice a José Luis Espert y a quien pregunte por el nombre compuesto del economista que ella lleva orgullosa en la piel, junto a una mariposa en la parte trasera de su cuello. La anécdota dice que ambos iban caminando por el centro de Martínez y cuando pasaron por un local de tatuajes él le preguntó si se tatuaría su nombre. “Sí, claro”, le dijo ella... y ahí nomás lo hizo. “Así soy yo”, afirma ahora Mecha, como le gusta que le digan, desde una oficina céntrica donde funciona el equipo de campaña del candidato a presidente por el Frente Despertar.
Desde que Espert se propuso romper con la grieta entre el Gobierno y la fórmula Fernández-Fernández, la vida de ambos cambió por completo. Mercedes se relame en las instantáneas recientes, esas que los encuentran juntos en la calle, rodeados de jóvenes pidiéndole videos, cuando en el súper los reconoce un repositor que le pregunta por los precios o, sin ir más lejos, cada vez que la señora que trabaja en su casa le pide algún consejo para llegar a fin de mes. “Yo creo que José Luis puede dar una sorpresa”, suelta entonces Mercedes con brillo en los ojos.
Hace un par de semanas, ambos tuvieron un primer baño de realidad cuando Alberto Asseff abandonó el espacio de su marido para pasarse al oficialismo. “Lo que no te mata te fortalece”, suelta ella haciendo una referencia a aquella jornada. “Fue un balde de agua fría. Yo estaba acá cuando llegó ese mensaje de WhatsApp. Estamos en este país acostumbrados a estos imprevistos y si hay algo que nos caracteriza es que somos creativos a la hora de poder lidiar con esta realidad tan cambiante”, esgrime Mercedes, en lo que parece un léxico algo novedoso para ella y propio del momento electoral.
—¿Cómo es estar en campaña teniendo en cuenta que no venís de la política?
—Mirá, luego de haberlo discutido en el seno familiar, es toda una incursión. Pero una vez que se toma este tipo de decisiones, voy para adelante. Sin dudas va a requerir un aprendizaje puro, pero cuando hay voluntad todo se acomoda.
—¿Y de qué forma te involucrás?
—Y acá me ves, en nuestra sede partidaria. Soy madre, soy esposa, soy licenciada en Administración, tengo también una empresa familiar... Un poco de todo, como hacemos, creo, la mayoría de las mujeres. En la campaña trato de acompañarlo en todo lo que hace y de cuidarlo en las giras por el interior.
—¿Cuidarlo?
—(Risas) Bueno, estar junto a él. En los viajes largos de más de cinco días, al cuarto, si yo no me fui con él, me llama para que vaya. Charlamos todo. Yo siempre digo: José Luis es mi mejor amigo. La política no queda afuera de nuestra discusión, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.
—Están todo el tiempo juntos, ¿no se cansan?
—No. Nos reelegimos y extrañamos mucho. Antes íbamos al gimnasio juntos pero ahora él ya no tiene tiempo
Pareja. Mercedes y Espert se conocieron hace siete años por una amiga en común, una periodista celestina que se acercó a ella para hacerle dos preguntas: si sabía quién era Espert y si tenía ganas de conocerlo. “¡Claro que lo conocía! –se indigna ahora con humor y haciendo un chiste–. De leerlo en los 90 en Ambito Financiero ¡Está ligado a mi infancia!” (risas).
—¿Con qué te conquistó?
—Hubo dos cosas: esa primera noche fuimos a cenar y nos reímos. Por otro lado, me habló mucho de su padres. Uno piensa que en este momento de la vida te va hablar de los hijos, pero no. Nunca me pasó; imaginate yo, canceriana, familiera, ¡morí de amor!
—Vos tenés tus hijos y él los suyos. ¿Cómo funcionan como familia ensamblada?
—José Luis es muy compinche con mis hijos, siendo de San Lorenzo se hizo de Boca para ir a la cancha con ellos. Logramos una total armonía entre nosotros, con los padres...¡y hasta con los ex!
—¿Te llevás bien con ella?
—¡La adoro!
—Todo perfecto en esta pareja, Mercedes.
—No, ¿sabes qué?, habla de una pareja madura, es otro momento de la vida.
—¿Hay alguna temática que a vos te interesa en particular que quieras abordar junto a él en la política?
—Me interesa mucho todo lo que tiene que ver con combatir la desnutrición infantil, esa es un poco mi bandera. Tengo hijos adolescentes, Manuel de 17 y Lorenzo de 15 años, el tema de las adicciones también es preocupante.
—¿El mayor vota ahora?
—¡Sí!, le cayó justo. Está sumamente movilizado. El es un chico normal, eh, va a estudiar Ingeniería, superintrovertido, abanderado en el colegio. Es impresionante lo entusiasmado que está con votar. Está muy orgulloso de su padre.
—¿Qué le dicen sus amigos?
—Lo van a votar también. Preguntan cuándo pueden venir a charla un ratito con José Luis.
—¿Por qué pensás que Espert llama tanto la atención en los jóvenes?
—José Luis es un tipo muy jovial y simple, de humor tremendo. Manda videos cuando se lo piden. Yo soy la gestora; es una especie de justiciero. Es el tipo que agarra a Abal Medina y le dice en la cara lo que todo el mundo le hubiese querido decir y no se anima. Enfrentar las cosas de lleno, patear hormigueros, eso es muy de joven, del joven que se revela frente al statu quo. José Luis es eso. Es un tema de época también: los centeniales son chicos que nacieron con el celular bajo el brazo. Y él se mueve en ese contexto, pero siendo políticamente incorrecto, dice la verdad ya sea en vivo o cuando lo buscan en Google.
—La mayoría de las encuestas lo ubican cuarto en intención de voto. ¿Cuáles son las expectativas que tenés vos?
—Hay algunas que nos dan entre cuatro y cinco puntos y otras, 12. Después de todo el historial de cómo la pifian, es difícil para uno decir. Se me ocurre partir por la mitad, en un ocho o nueve para ser realistas. Todo es muy dinámico. Sin dudas va a pasar las PASO. Es algo excepcional dado que arranca de cero y en un contexto tan polarizado.
—¿Te imaginás que podésser primera dama alguna vez?
—A ver... sí y no. Sí, porque entiendo el papel importante que me toca estando al lado de una persona que ha llegado a esta instancia. Y no, porque cambiaría tanto mi vida, no sé.
—¿Cómo sos vos con tus hijos ahora en esta etapa?
—Trato de preservarlos.
—¿Qué opinión tenés con respecto al aborto?
—Sin dudas hay que despenalizar, hay que terminar con la hipocresía. Creo a su vez que no es un tema alegre para andar vitoreándolo entre celeste y verde, no estoy de acuerdo con esa grieta. Es algo mucho más serio, hay casos y casos. Con tapar el tema no hacemos nada, y con ir contra la voluntad tampoco porque van a seguir sucediendo.