Hacer un café espresso desafiando los límites de la gravedad; develar el truco para cortarse las uñas sin que queden en el aire; bañarse, lavarse los dientes y hasta encontrar la posición más cómoda para dormir. Siempre flotando. Tras su regreso, luego de 199 días, Samantha Cristoforetti, de 38 años, se convirtió no sólo en la astronauta que batió el récord por ser la mujer que más tiempo pasó en el espacio, sino que se hizo famosa mostrando su vida fuera del planeta Tierra a través de las redes.
El jueves pasado la nave Soyuz TMA-15M la trajo de regreso a la Tierra junto con el cosmonauta ruso Antón Shkaplerov y el estadounidense Terry Virts. Aterrizó como estaba previsto, en una zona de las estepas de Kazajstán. De esta forma, Samantha superó a su antecesora, la estadounidense Sunita Williams, quien estuvo 195 días en 2007. La italiana alcanzó este récord sin quererlo: tuvo que pasar un mes más de lo previsto en la plataforma orbital por recientes fallos en el programa espacial ruso. En principio debía haber regresado el pasado 14 de mayo, pero su misión fue prorrogada tras el lanzamiento fallido del carguero espacial Progress M-27M con suministros para la Estación Espacial Internacional (EEI). Su casa durante casi 200 días fue un centro de investigación a 400 kilómetros en la órbita terrestre que recorre el planeta a 28 mil kilómetros por hora.
Desde ese lugar, Cristoforetti se convirtió en una verdadera celebridad por contar e interactuar toda su experiencia en las redes sociales. A través de sus cuentas de YouTube, Twitter y Facebook, estableció diálogo en todo este tiempo con fanáticos que comenzaron a seguirla y llegaron, incluso, a sugerirle canciones para que escuche antes de ir a dormir. En su cuenta de Twitter, @astrosamantha, donde la sigue medio millón de personas, fue subiendo distintas fotografías del planeta, incluso varias de Argentina. “Si Papá Noel se transfiriese al hemisferio sur, probablemente sería aquí... a la Patagonia”, escribió en diciembre de 2014.
Pero, sin dudas, lo que más causó asombro fueron sus videos, donde mostró como nunca antes se había visto las costumbres de vida diaria en la estación, incluso aspectos culinarios, por lo que muchos la señalaron como “la astronauta gourmet”. Es ella quien llevó por primera vez una cafetera Nespresso a la EEI, y posibilitó que los astronautas pudieran tomar el primer “café espacial”. La cafetera, de 20 kilogramos, fue diseñada para soportar alta presión y sus tubos fueron construidos de modo tal que el café pudiera fluir en un ambiente sin gravedad. Fue el primer y auténtico café italiano hecho en condiciones de ingravidez.
Fanática confesa de la buena comida, enseñó también el paso a paso para cocinar en órbita su plato preferido: bocadillo de pollo a la cúrcuma, hecho a base de productos en forma de puré y conservados en sobres plásticos.
Sueño. ¿Qué queres ser cuando seas grande? Ella, de chica, respondió lo mismo que muchos jóvenes alguna vez: astronauta. Cristoforetti nació en Milán el 26 de abril de 1977. En 2001 se graduó como licenciada en Ingeniería en la Universidad Técnica de Munich, en Alemania, especializada en propulsión aeroespacial y estructuras ligeras. En las Fuerzas Aéreas Italianas se licenció en Ciencias Aeronáuticas por la Universidad Federico II de Nápoles, en 2005. En mayo de 2009 se convirtió en astronauta, al ser elegida entre 8.400 postulantes, con una proporción de una mujer astronauta por cada seis hombres. Fue en julio de 2014 cuando se le asignó esta misión de la Agencia Espacial Italiana en la EEI, precisamente la que terminó este jueves cuando aterrizó en el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán.
En una entrevista reciente, poco tiempo antes de viajar, Samantha contaba que se entusiasmaba con realizar una caminata espacial, algo muy complejo que finalmente no pudo hacer. “Todo astronauta fantasea con eso”, dijo. Confesa fanática del voley y practicante de yoga, admitió que su profesión es de alto riesgo aunque, cuando se trata del planeta Tierra, dijo entre risas “no estar acostumbrada a correr riesgos innecesarios”. ¿Su secreto para esta particular profesión?, “dormir ocho horas todos los días”, contó.
Cuando le preguntaron sobre la cantidad existente de mujeres astronautas, aseguró que desde la década del 70 ha habido cada vez más y mejores profesionales en el rubro femenino. “Al día de hoy no tenemos que demostrar nada y estamos a la altura de los hombres”, especificó esta mujer que ya entró en la historia de los viajes al espacio exterior.