Con el mismo sigilo y discreción que se manejó el ingreso de Rocío al Sanatorio Otamendi, se realizó la logística para organizar el retorno de Máximo, su pareja y el hijo de ambos, Néstor Iván, a la residencia presidencial.
En general, el protocolo que maneja la mayoría de las clínicas, sanatorios y hospitales es que aquellas mujeres sometidas a una cesárea permanezcan internadas cinco días. Por eso se suponía que la nuera de la Presidenta recién lograría el alta médica ayer al mediodía. Pero, obviamente, Rocío no es una parturienta común, y el miércoles a las 23.45 dejó la habitación que ocupaba en el cuarto piso del Otamendi. Esto fue confirmado ayer a PERFIL por fuentes del establecimiento y por familiares de internados en ese mismo piso, quienes el jueves se sorprendieron al ver que ya se había desmantelado el operativo de seguridad montado en todo el cuarto piso.
Chochera. “Acabo de llegar al sanatorio. Son más de las 23 horas. Recién salgo de la Rosada. Vengo a visitar a Néstor Iván, mi nieto…”, informó Cristina Kirchner a través de su cuenta de Twitter el lunes 15 de julio. Y con emoción de abuela prosiguió: “Néstor Iván llegó ayer a las 23.21 horas, exactamente, del 14 de julio. ¿Qué cosa, no? El día de la Revolución Francesa… y el cumpleaños de una de sus tías, Romina, la hija menor de Alicia (Kirchner). ¿Saben qué? Es muy bonito. Pero muy, muy bonito. Bueno, ya sé. Soy la abuela. Si no te elogia la abuela, ¿quién? Pero es muy lindo en serio”. Y luego informó los datos que todos los medios estaban esperando para sus respectivas crónicas: “Pesó 3,310 kg. y 49 cm. de largo. Anoche lo tuve un buen rato en mis brazos”. Dominada por la lógica emoción que embarga a quienes debutan en su rol de abuela –y además, es hijo de su primogénito–, quiso transmitir sus sentimientos y sensaciones ante la llegada de Néstor Iván: “La verdad, la sensación es diferente a todo. Me miraba. Tiene ojos muy grandes y fuertes. Lo bañaron en la habitación y le lavaron la cabecita con shampoo. Me sorprendí. En la época en que tuve mis hijos no los podíamos bañar hasta que se les caía el cordón. Ahora es todo distinto. Hasta duermen boca arriba. Antes nos decían que debían dormir boca abajo. Era la indicación médica que te daban…(...) Cómo cambia todo, ¿no? Lo único que no cambia es el amor. Se siente profundo y distinto… pero igual. Gracias a todos… y a todas por los mensajes de afecto, de alegría compartida y también de amor”.
Ahora resta esperar que la felicidad que parece sentir ante el nacimiento de su primer nieto la lleve a cometer un acto que seguramente su hijo Máximo sabrá comprender: la de subir la primera foto de Néstor Iván a Twitter.