Venecia fue escenario de una de las bodas más controvertidas del año. Jeff Bezos, fundador de Amazon, y la expresentadora Lauren Sánchez celebraron su unión simbólica con una serie de lujosos eventos que se extendieron durante una semana en la ciudad italiana. Aunque ya estaban casados por lo civil en Estados Unidos, la pareja eligió la isla de San Giorgio Maggiore para intercambiar votos y anillos en una ceremonia íntima, pero repleta de famosos.
Tras una semana de fiestas y superyates, la boda se realizó este viernes en un gran anfiteatro al aire libre y fue musicalizada con una serenata de Matteo Bocelli, hijo del famoso cantante de ópera Andrea Bocelli. Para la ocasión, la pareja reservó el hotel Aman, un palacio renacentista con tarifas mínimas que rondan los dos mil dólares por noche. La comida, por su parte, estuvo a cargo del chef Fabrizio Mellino, poseedor de tres estrellas Michelin, mientras que la torta nupcial fue obra del renombrado pastelero francés Cédric Grolet.
Cerca de 200 invitados participaron de los festejos, entre ellos figuras como la estrella de reality shows Kim Kardashian; el fundador de Microsoft, Bill Gates; el actor de Hollywood Leonardo DiCaprio; la hija del presidente estadounidense, Ivanka Trump; la reina Rania de Jordania o la presentadora Oprah Winfrey. Llegaron en lanchas privadas, desfilaron por toda ciudad y contribuyeron a un despliegue mediático pocas veces visto en Venecia.
Jeff Bezos se casó con Lauren Sánchez en una boda y fiesta con famosos y millonarios
A pesar de todo el glamour, la boda generó polémicas y reacciones encontradas entre los habitantes de la ciudad. Mientras las autoridades italianas defendieron el impacto económico de los festejos —estimado en más de mil millones de dólares en visibilidad mediática—, activistas y vecinos manifestaron su rechazo por el cierre de calles, los controles de seguridad y la apropiación de espacios públicos.
Las polémicas en torno a la boda de Jeff Bezos en Venecia
La ostentosa boda de Bezos y Sánchez desató una ola de críticas en Venecia. Aunque las autoridades regionales aseguraron que el 80% del gasto del evento —estimado en al menos 46 millones de dólares— benefició a comercios locales, muchos habitantes manifestaron su descontento ante la "toma" de la ciudad por parte de un evento privado. El propio presidente de la región, Luca Zaia, defendió la celebración destacando una donación de 3,5 millones de dólares realizada por Bezos a una asociación de protección de la laguna, a la Universidad Internacional de Venecia y a la Unesco.
Sin embargo, las protestas no se hicieron esperar. Activistas locales y de Greenpeace se manifestaron durante los días del evento bajo el lema “No space for Bezos”. En la Plaza San Marco, colgaron una pancarta gigante con la leyenda “Si podés alquilar Venecia para tu boda, podés pagar más impuestos”, mientras en otros puntos de la ciudad se pegaron afiches con el mensaje “Venecia no está en venta”.
"Esta boda causa problemas en la ciudad: además de cierres de canales y controles más estrictos, hubo también una represión a los miembros de Extinction Rebellion", una organización ecologista, denunció Alice Bazzoli, una militante de 24 años de "No space for Bezos".
Greenpeace, por su parte, no solo denunció el impacto del evento en la vida cotidiana de los venecianos, sino también el daño ambiental que implica una celebración de este tipo. Varias figuras llegaron en vuelos privados, lo que generó cuestionamientos por su huella de carbono, especialmente por tratarse de una ciudad que "se hunde bajo el peso de la crisis climática".
En contraste, algunos comerciantes venecianos celebraron la boda. “El turismo que daña la ciudad no es este, sino el del mochilero que no consume nada”, opinó Samuel Silvestri, un comerciante local. Para él, la presencia de personalidades internacionales posiciona a Venecia como una “pequeña Montecarlo”.
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RV / Gi