Las andanzas de Les Luthiers vienen de larga data. Podría aventurarse una analogía que no tiene mucho que ver, pero quizá sirva para contextualizar: Sui Generis surgió en 1968; Les Luthiers, en 1967. En marzo de 1982, se separa la mítica banda del rock argentino. Les Luthiers se despide en 2023 habiendo atravesado varias generaciones de espectadores de Argentina y de otras geografías. Este grupo de artistas marcó un antes y un después en el humor argentino aunque, por supuesto, no es a ese género dramático que se reduce su expresión escénica.
Grupo coral, ciertamente humorístico, sus espectáculos fueron mutando con el tiempo, otorgándole muy frecuentemente un protagonismo particular a la invención de instrumentos. Y si precisamente un luthier es un creador y reparador de instrumentos, no sería desbordado ponderarle al conjunto la capacidad de reparar cotidianeidades mediante sus creaciones, entre las que hay canciones y sketches que ya son parte del andamiaje cultural argentino.
Y bien, luego de tantos años de carrera, Les Luthiers ha decidido que llegó la hora del último número. “Sentimos que, después de más de medio siglo de giras y presentaciones, hemos alcanzado nuestras metas, por lo que decidimos decir adiós a nuestro público”, comunicó hace tres semanas Les Luthiers en su cuenta de Instagram. En esa misma publicación anunciaron una Gira despedida por “numerosas ciudades del mundo”, tanto dentro de Argentina como en el resto de América y Europa.
La primera escala de este adiós definitivo es Buenos Aires, y con una serie de funciones de Más tropiezos de Mastropiero que tenían el 2 de febrero como fecha para el cierre definitivo de los escenarios porteños. Pero la demanda de un público ávido para participar de la despedida sumó un par de fechas. En diálogo con PERFIL, Jorge Maronna habló sobre esta despedida habiendo ya percibido con las primeras funciones realizadas en el porteñísmo teatro Ópera sensaciones muy diferentes a otras giras.
Maronna viene dedicándole una gran parte de su vida –sino toda– a un grupo que detiene sus andanzas, y si bien nada cambia en lo que al lugar que ocupan en el corazón de los espectadores se refiere, la única certeza es que la inmensa y expansiva enciclopedia luthierana se cierra, para revisión, reflexión y deleite de todos aquellos que acompañaron el camino de Les Luthiers. Y lo disfrutaron.
—¿Por qué decidieron que “Más tropiezos de Mastropiero” sería el último espectáculo de despedida del grupo?
—Con Carlos López Puccio –el otro integrante más longevo del grupo, ingresó en 1971– empezamos a escribir este espectáculo en 2019. Cuando estaba casi terminado comenzó la larga pandemia, y cuando salimos de ella nos llevó un año rearmar la compleja estructura que, aunque no lo parezca, necesita Les Luthiers. Y si bien alguna vez nos ilusionamos con la idea de un grupo que fuera, al decir de Borges, “tan eterno como el agua y el aire”, a lo largo de esos años fuimos tomando conciencia de que, aunque estamos en buen estado, al igual que los lácteos tenemos fecha de vencimiento. Por eso nos pareció adecuado despedirnos representando un espectáculo del que estamos orgullosos.
—¿Con qué se encuentra el público en este nuevo espectáculo?
—Este espectáculo incluye una decena de piezas nuevas y tres de nuestro repertorio, entrelazadas por una entrevista a Johann Sebastian Mastropiero, personificado por Martín O’Connor. Además de nuestros clásicos instrumentos informales aparecen tres nuevos, el órgano a pistones, el tristacho y el bajo palangana. Entre los géneros musicales hay can-can, sonata clásica, villancico, rock, vals, bolero, tango, chachachá y balada. Pero, más allá de la descripción, es un espectáculo que nos encanta representar y que el público disfruta enormemente.
—¿Y con qué se están encontrando ustedes en estas funciones de despedida en Buenos Aires? Considerando que el oficio de entretener se debe mezclar con las emociones ya vividas y las emociones que debe generar este anunciado último capítulo de la inmensa obra de Les Luthiers, iniciada allá por 1967?
—Por supuesto, no me alegra que termine esta creación única e irrepetible que es Les Luthiers. Cuando empezamos yo tenía tan solo 19 años, y a partir de ese momento, pasé toda mi vida adulta en esta actividad maravillosa, es el centro sobre el que se organiza mi vida. Naturalmente, el futuro cierre me conduce a un repaso de nuestra larga historia, de tanto vivido y construido, y a sentirme feliz de haber recorrido ese camino.
—¿Qué opinión tenés en esta etapa final y con tanto recorrido sobre esa escisión vigente para algunas personas sobre que Les Luthiers representa el “humor culto”, en una supuesta dicotomía con el “humor popular”?
—Hay humores para todos los gustos. El de Les Luthiers intenta ser elaborado y refinado en sus formas y temática, lo que no significa que sea elitista. No somos populares como las estrellas de televisión, pero hacemos espectáculos teatrales que disfruta un público muy amplio.
—Empezaste a los 19 años y ahora tenés 74. ¿Qué significa Les Luthiers para vos?
—Me siento orgulloso de haber estado en los astilleros y en la botadura de este magnífico transatlántico que es Les Luthiers, así como en todos sus viajes, y de poder acompañarlo a puerto en este histórico y último trayecto.