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OCURRIÓ HACE 50 AÑOS

Canibalismo en los Andes: los sobrevivientes de la Tragedia dicen no tener remordimientos

Siguen teniendo el recuerdo vívido de aquellos días a pesar de las cinco décadas transcurridas, pero no tienen pesadillas ni sensaciones de tormento. Ni siquiera con el elemento de la historia que generó más curiosidad y controversia: la antropofagia.

tragedia de los Andes
La tragedia de los Andes ocurrió el 13 de octubre de 1972. | CEDOC

Los sobrevivientes del accidente aéreo sobre los Andes en 1972 se reunieron esta semana al cumplirse medio siglo de la tragedia, para volver a contar su trágica experiencia, en la que se vieron obligados a recurrir al canibalismo para mantenerse con vida. 

El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya había partido desde Montevideo dos días antes con 45 personas a bordo: un equipo de rugby amateur compuesto por jóvenes exestudiantes de un colegio católico, algunos familiares y la tripulación. Se dirigían a Santiago de Chile para jugar un partido, pero una tormenta los obligó a hacer escala en Mendoza, Argentina, donde pasaron la noche.

El accidente de los Andes 20221012
Carlos Paez
El accidente de los Andes 20221012
Roy Harley

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Al día siguiente, el 13 de octubre de 1972, aunque las condiciones climáticas seguían siendo inestables, despegaron. Minutos después, la nave se estrelló contra las montañas heladas, a 4.000 metros de altitud. "Para los que creemos que existe el infierno, yo esa noche viví el infierno", dijo Roy Harley, de 70 años. 

Harley integraba el grupo de 16 personas (con Roberto Canessa, Fernando Parrado, Carlos Rodríguez, José Algorta, Alfredo Delgado, Daniel Fernández, Roberto Francios,  José Inciarte, Álvaro Mangino, Javier Methol, Ramón Sabella, Adolfo Strauch, Eduardo Strauch, Antonio Vizintia y Gustavo Zerbino) que lograron salir con vida de la cordillera luego de permanecer 72 días en el fuselaje del avión, con temperaturas de 30 grados bajo cero y tras verse obligados a tomar la compleja decisión de ingerir la carne de sus compañeros muertos para subsistir.

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Los recuerdos de Roberto Canessa a 50 años de la Tragedia de los Andes: "No volvimos a ser los mismos"

Hablando con el diario británico Sunday Times, Carlos Páez -de 68 años- dijo que era el deber de los sobrevivientes viajar por el mundo y compartir su historia de los 72 días que pasaron en las heladas montañas obligados a comer los cadáveres de sus amigos: dijo que no había otra opción para los jóvenes sobrevivientes, señalando a los morbosos que la carne humana "no sabe a nada, en realidad". 

Ramón Sabella, de 70 años, un exitoso empresario, recordó el momento en que Roberto Canessa, un estudiante de medicina, sugirió que se comieran los cuerpos de los difuntos para que el resto sobreviviera: "Por supuesto, la idea de comer carne humana era terrible, repugnante", dijo Sabella al Times. 'Fue difícil de poner en la boca. Pero nos acostumbramos". 

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"En cierto sentido, nuestros amigos fueron algunos de los primeros donantes de órganos en el mundo: ayudaron a nutrirnos y nos mantuvieron con vida", recordó. Además, contó que los 16 sobrevivientes hicieron un pacto de que los que vivieran podrían comerse a los que murieran: "Nos prometimos mutuamente que si uno de nosotros moría, los demás estaban obligados a comerse sus cuerpos", dijo. 

Canessa, quien compartió su historia con The Daily Mail en 2016 , dijo que la decisión que tomaron fue especialmente sombría porque los cuerpos pertenecían a sus compañeros de equipo y amigos. "Mi único problema fue que estos eran los cuerpos de mis amigos", dijo. "Tuve que ir a sus familias más tarde para explicárselo". 

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A 50 años de la impactante Tragedia de los Andes: tras la desesperación, el canibalismo

Los sobrevivientes siguen teniendo el recuerdo vívido de aquellos días a pesar de las cinco décadas transcurridas, pero no tienen pesadillas ni sensaciones de tormento. Ni siquiera con el elemento de la historia que generó más curiosidad y controversia: la antropofagia.

"Yo lo pregunto en todas las conferencias: '¿Alguno de ustedes no lo hubiera hecho?' y nadie levanta la mano", dijo Páez sobre la decisión de alimentarse con el cuerpo de los muertos. "A nosotros los cristianos se nos facilita más porque sabemos que el cuerpo va por un lado y el alma va por otro. De alguna manera buscamos esa explicación, pero lo más importante fue el derecho a la vida y el derecho a volver a casa".

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Harley, quien salió de la montaña pesando 37 kilos, explica que simplemente no había otra opción: "Una cosa que tenía clara en la cordillera era que yo no me quería morir. Quisimos comer suela, quisimos comer cigarrillos, quisimos comer pasta de dientes... No había alternativa", alega, aclarando que no es una decisión que lo angustie.

"No tengo un recuerdo terrible ni que me atormente ni que me haga pensar de noche, para nada. Hicimos lo que teníamos que hacer para vivir", reflexionó. 

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La historia, conocida como Tragedia o Milagro de los Andes y que inspiró decenas de documentales, películas y libros, es hoy considerada por estos protagonistas como algo que afectó sus existencias de manera positiva.

"La vida me llevó a dejar de verlo como un drama (...) porque, al final, lo que triunfó fue la vida", dice Páez en su hogar del barrio privado La Tahona, en una entrevista. Harley asiente: "No es una historia trágica. La veo al revés: somos afortunados. Es una historia maravillosa, espectacular. Una historia que además tiene vigencia, 50 años después".

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Páez y Harley viajan constantemente brindando charlas que dan cuenta de su resiliencia: "Te paras distinto frente a los problemas", asegura Harley, aunque admite que a veces reaparece la preocupación por nimiedades. "A veces te quejás y (pienso) 'no puede ser que yo, después de todo lo que pasé, esté haciéndome un problema por esta estupidez'".

"El ser humano tiene gran capacidad de olvido del dolor", reflexiona Páez. Y lo ilustra con algo cotidiano: "Pasamos tanto frío, pasamos tan mal que no tengo palabras para describirlo". Y sin embargo, "me vuelvo a quejar del frío, vuelvo a ser un ser humano común".

ds